Hoy completamos la disección del 21º Festival de Cine de Málaga.
Empezamos con la mirada de Lorenzo Hernández a través de sus fotografías (http://www.photolorenzohernandez.com/Lorenzo_Hernandez_Photographer/HOME.html), seguimos con lo acontecido en los últimos tres días del certamen y terminamos con el palmarés completo de todas las secciones.
LAS IMÁGENES DEL FESTIVAL. LA MIRADA DE LORENZO HERNÁNDEZ.








***
En los últimos tres días del certamen, hubo emociones cinematográficas fuertes, tanto en las películas de ficción como en las documentales.
DÍA 7, JUEVES, 19 DE ABRIL DE 2018. DE PAREJAS ROTAS Y ORFANDADES SIN CICATRIZAR
Empezamos la crónica con una película que pude ver a última hora del miércoles y que, por ello, no pudo entrar en la crónica anterior. Se trata de Yo la busco, opera prima de Sara Gutiérrez Galve y que se proyectó en la sección Zonazine. Rodada con un aire espontáneo y semidocumental, el tono inicial de la historia parece dado por la intención de retratar a personajes con formas de vida y relaciones sentimentales alternativas en la Barcelona actual pero, poco a poco, el foco se va centrando en las contradicciones del protagonista (interpretado por Dani Casellas) que vive una noche extraña y obsesiva hasta mostrar sin ahorrar amargura el vacio y la desorientación en las que se desenvuelve su existencia. El cruce de títulos como Fuego fatuo (1963) de Louis Malle o Taxi Driver (1976) de Martin Scorsese con la estética de muchas películas del cine barcelonés actual – como El camino más largo para llegar a casa (2014) de Sergi Pérez – y un guion inteligentísimo (que expone sin explicitar) hacen de Yo la busco uno de los títulos más interesantes de esta edición.
Otra agradable sorpresa fue Sin fin, primer largometraje de los hermanos César Esteban y José Esteban Alenda, protagonizado por María León y Javier Rey. Este proyecto tiene su origen en un cortometraje anterior de los mismos directores (que tuvo, además, la misma pareja protagonista) y cuya temática está íntimamente relacionada con la de este film proyectado ahora en el Festival de Málaga.

Antes de entrar a ver Sin fin, en función del cartel publicitario, parecería que vamos a estar en una comedia romántica. Pero ni esta película es una comedia ni expone un discurso de exaltación del romanticismo bajo el postulado de “el amor todo lo puede”. Bajo la excusa argumental de un viaje en el tiempo (aquí, al contrario que en Las leyes de la termodinámica, de la que hablamos en nuestra primera crónica, las teorías físicas no invaden ni el tiempo ni el lugar que la narración necesita), se habla de una pareja en la que cada uno de sus miembros tiene diferentes expectativas y sentimientos, de modo que, de manera sutil e inteligente, vamos llegando al nudo temático de la trama, que consiste en la imposibilidad de mantener la convivencia cuando no existe un espacio común de entendimiento y proyecto de vida.

Con dos estupendas interpretaciones de los protagonistas (adelantamos que Javier Rey ganó la Biznaga de Plata a la mejor interpretación masculina), Sin fin logra moverse con solvencia en ese difícil terreno que es ajeno a las pautas comerciales más estrechas y convencionales pero que, a la vez, se distancia del cine de autor más hermético y elitista, de modo que se convierte en un proyecto que, sorprendentemente, acaba siendo audaz en términos de producción, sólido en términos creativos y, además, claramente accesible para la mayor parte del público. Esperamos que su apuesta se salde con éxito para que se pueda abrir una vía que eleve el nivel artístico de nuestro cine.
Dos títulos latinoamericanos de la Sección Oficial también fueron inesperados hallazgos que dejaron muy buen sabor de boca. El primero de ellos fue la producción mexicana Los adioses, dirigida por Natalia Beristáin y protagonizada por Karina Gidi, Daniel Giménez Cacho, Tessa Ia y Pedro de Tavira. Es un biopic que retrata la vida de la escritora mexicana Rosario Castellanos (https://es.wikipedia.org/wiki/Rosario_Castellanos) y su tormentosa relación con el filósofo Ricardo Guerra. Film intenso a pesar de su brevedad (su duración es en torno a los 88 minutos), es una exploración desinhibida de las implicaciones del machismo reflejado en la tensión del hombre que contempla con desagrado cómo su mujer tiene más talento y más éxito que él y en los mecanismos por los que esa mentalidad retrógrada acaba siendo socialmente legitimada o validada. Posiblemente, esta película hubiera necesitado de un mayor metraje para explotar todas sus posibilidades temáticas y narrativas pero, no obstante, su resultado final es digno de elogio.
Otra soberbia miniatura que nos dejó impactados fue Ojos de madera, producción entre Uruguay, Venezuela y Argentina, dirigida por Roberto Suárez y Germán Tejeira, que viene a ser un cruce entre la historia de Pinocho en versión posmoderna y una indagación en las obsesiones más primarias existentes en el género de terror moderno. Película que ha tenido un largo y complejo proceso de producción y estreno (hace ya diez años de su rodaje), su personaje protagonista (encarnado por el entonces niño Pedro Cruz) es un huérfano que tiene que empezar una nueva vida tras la muerte de sus padres en accidente de tráfico. Ambientada en una época indeterminada entre los años 30 y 50 del siglo pasado, la película tiene una deslumbrante imaginería visual, con una brillante fotografía en blanco y negro (que sólo cede a una original tonalidad de color en un flashback que sirve para iluminar un detalle esencial de la historia) y es una reflexión descarnada sobre la fragilidad del proceso de construcción de la personalidad y de la identidad y sobre los miedos y temores que pueden llegar a marcar de manera indeleble nuestra infancia. Con un desenlace impactante, Ojos de madera podría ser definida como la destilación del terror esencial que reina en el It de Stephen King pero prescindiendo de todo argumento convencional que sólo sirva para restar fuerza o proporcione una falsa salida a ese pánico básico y primitivo.

En la sección Zonazine, pudimos ver Desaparecer, opera prima de Josecho de Linares, quien, además, protagoniza la película junto a Tamara Casellas, Marc Homs, Elma Houghton, Miriam Martí, Kike Prieto, Julia Santacana y Bruna Cusí. Retrato generacional en la línea de Las distancias (título del que hablamos en la anterior entrega de esta crónica) pero mucho más amargo y desencantando, que añade, además, una segunda línea temática sobre la capacidad de trascendencia de la imagen a lo largo del tiempo. Se trata de una película audaz, de gran capacidad expresiva y que plasma con valentía el callejón sin salida de una generación que contempla cómo todos sus proyectos y expectativas han quedado derrumbados.
Para acabar de revisar la jornada, pudimos ver no sólo uno de los grandes documentales de esta edición sino, con seguridad, uno de los grandes documentales de los dos últimos años: Tierra sola. Producción chilena dirigida por Tiziana Panizza, este documental revela, tras el hallazgo casual de unos antiguos documentales sobre la isla de Pascua, la verdad oculta tras el conocimiento convencional existente sobre dicho enclave. Alejada de cualquier planteamiento místico o trascendental, expone la insólita situación de dominio, sojuzgamiento y explotación sufridos por su población nativa tras la ocupación chilena del lugar. Con testimonios escalofriantes y relevantes, como el del habitante de la isla que reconoce que tardó años en ver el mar al encontrarse encerrado durante una larga etapa de su vida en un campo de reclusión o de los que intentaron huir en embarcaciones precarias, Tierra sola cumple con una de las funciones básicas del documental como es la de descubrir realidades que el discurso oficial ha callado aparte de ser una implícita y aguda reflexión sobre la responsabilidad ética del documentalista.
DÍA 8, VIERNES, 20 DE ABRIL DE 2018. DE VIRAJES PERSONALES Y LA DICOTOMÍA REALIDAD/IRREALIDAD.
Empezamos la jornada con la expectación causada por la última película de David Trueba, Casi 40, que suponía rescatar la pareja protagonista de su primer largometraje, La buena vida: Lucía Jiménez y Fernando Ramallo. Ambos interpretan a una cantante y a su manager que, después de unos años de inactividad de ella, deciden volver a la carretera con una pequeña gira en librerías y pequeños locales.

El principal escollo que hay que superar para apreciar esta cinta es que supone una ruptura con buena parte del espíritu de anteriores películas del director. En primer lugar, si en su trayectoria previa predominaban las historias con personajes que creían en el futuro, en este caso se trata de una película mucho más melancólica y desesperanzada. En segundo lugar, la estética de esta película se mueve mucho más próxima a la que domina en las obras de su sobrino Jonás que a la que él estaba apegado en el pasado. Por todo ello, Casi 40 puede ser considerada como una especie de transición personal (en paralelo a la que viven sus personajes) hacia un nuevo tipo de cine y temática.

Una vez que se acepta su condición de “película pequeña” (rodada casi en secreto como se dijo en la rueda de prensa posterior al pase del film), se aprecian muchas de sus virtudes, como las estupendas caracterizaciones que hacen de sus personajes Lucía Jiménez y Fernando Ramallo, su mirada lúcida y distanciada de los amores imposibles que nos encadenan e impiden avanzar sentimentalmente, su constatación de que hay heridas que ya no se van a poder cerrar y su canto a las ciudades pequeñas de nuestro país y a sus gentes, alejadas de las grandes urbes pero con un espíritu lleno de vida y optimismo. No sé si habría que decir que esta película está por debajo del potencial que hubiera podido alcanzar porque, a lo mejor, Trueba se ha limitado a narrar lo que quería narrar, ni un minuto más ni un minuto menos de metraje.
Otra de las grandes sorpresas del Festival (y que fue, a la postre, una de las grades triunfadoras en el palmarés como verán a continuación), esta vez en la sección Zonazine, ha sido la película argentina Casa Coraggio dirigida por Baltazar Tokman y protagonizada por Sofia Urosevich. La protagonista de esta película, debido a una enfermedad de su padre, tiene que ir asumiendo sus funciones en el negocio familiar, una funeraria, la Casa Coraggio que da título al film. Baltazar Tokman adopta una original estrategia narrativa y es la de combinar documental y ficción (ya que la familia que vemos en pantalla es la familia real de la actriz), de modo que no sabemos en ningún momento lo que es retrato fiel de la realidad y creación guionística pura. Ello da un tono muy particular y potente al film e invita a profundas reflexiones sobre dónde están los límites entre la verdad y la no-verdad. De hecho, realizaremos un reportaje conjunto sobre Casa Coraggio y Traigan la hierba porque representan dos caras diferentes de dicha reflexión.

DÍA 9, SÁBADO, 21 DE ABRIL DE 2018.
Y llegó el último día de Festival. La mañana empezó con el pase de prensa de la película de clausura del certamen (que no competía), El mejor verano de mi vida, dirigida por Dani de la Orden y protagonizada por Leo Harlem, Maggie Civantos, los niños Alejandro Serrano y Stephanie Gil, Toni Acosta, Arturo Valls, Mariam Hernández, Isabel Ordaz, Jordi Sánchez y Antonio Dechent. Es un remake del film italiano Sole a catinelle (2013) de Gennaro Nunziante. Se trata de una comedia divertida y familiar (una comedia “blanca” como se decía antaño en expresión que ha dejado de usarse porque no es habitual ya que la comedia tenga ese carácter). Es una película que pretende tan sólo divertir sin más pretensiones y se puede decir que lo consigue, con un buen ritmo y unas interpretaciones correctas.
Para acabar con la Sección Oficial, tuve la oportunidad de ver dos títulos latinoamericanos que acabaron por certificar el alto nivel del certamen en esta edición.
La primera de ellas fue la película cubana Los buenos demonios, dirigida por Gerardo Chijona y protagonizada por Carlos Enrique Almirante, Vladimir Cruz, Isabel Santos, Yailene Sierra y Enrique Molina. Adaptación de la novela de Alejandro Hernández Algún demonio, se trata de un retrato de la Cuba actual que da un paso más allá a lo que muchas películas cubanas similares (como Últimos días en La Habana de Fernando Pérez, que pudimos ver el año pasado en este mismo certamen) han mostrado. Porque en este film el régimen castrista ya apenas aparece sino como un espectro que frena las ansias y proyectos de los personajes y estos, sumergidos plenamente en una era de pleno individualismo y de surgimiento de los “cuentapropistas”, han arrinconando cualquier esperanza en los proyectos de carácter colectivo. Cada cual se busca la vida como puede y sólo algunos, como la madre del protagonista, conserva su fe en el ideal que empujó a la revolución. Narrada con brío y con algunos momentos especialmente brillantes (como la secuencia inicial o la del desenlace, con un magistral plano fijo), posiblemente el principal defecto de la película es que su ambición por retratar toda una serie de aspectos del país acabe provocando que el conjunto pierda algo de solidez y consistencia. A pesar de ello, es una película cuyo interés, tanto cinéfilo como desde el punto de vista de la actualidad del tema, no decae en ningún momento.
Finalmente, la película argentina Invisible de Pablo Giorgelli, protagonizada por la joven actriz Mora Arenillas, retrata el dilema de una adolescente que se ha quedado embarazada y que no quiere tener al niño. Sobria y contundente, logra introducir con gran habilidad e inteligencia un interesantísimo subtexto sobre el momento en que cada uno de nosotros decide tomar el control de su vida y acabar con una situación en la que las circunstancias determinan los pasos a dar, con implicaciones que van más allá de lo meramente individual.
Tras llegar a este punto, conviene decir que con esta edición del Festival, hemos disfrutado, nos hemos divertido y hemos visto gran variedad de enfoques y temáticas. En definitiva, un certamen que se va consolidando, que va perfilando su personalidad y que, esperemos, acabe por resolver algunos desajustes de organización que siempre deslucen el balance final. A pesar de todo, el año que viene seguro que volvemos. Porque así somos, así lo sentimos y, guste más o guste menos, este Festival es, en realidad, un reflejo de nosotros mismos, con nuestras virtudes y defectos. Y, por ello, siempre regresamos para comprobar qué tal andamos y cómo hemos cambiado de un año a otro. Como dijimos al principio de esta serie: “Señora, España, el Festival, todos y yo mismo somos así…”. ¿Qué le vamos a hacer?
* * *
PALMARÉS DEL 21º FESTIVAL DE MÁLAGA – CINE EN ESPAÑOL
Para completar esta crónica en tres partes que hemos realizado del 21ª Festival de Málaga, acompañamos el palmarés completo de todas las secciones. Pero la visión del certamen en Acalanda Magazine no acaba aquí. A partir de ahora, publicaremos reportajes sobre los títulos más interesantes y sobre el magnífico nivel que han demostrado las secciones de cortometrajes y documentales.
SECCIÓN OFICIAL DE LARGOMETRAJES A CONCURSO
BIZNAGA DE ORO A LA MEJOR PELÍCULA ESPAÑOLA: Les distàncies (Las distancias), de Elena Trapé.
BIZNAGA DE ORO A LA MEJOR PELÍCULA IBEROAMERICANA: Benzinho, de Gustavo Pizzi.
BIZNAGA DE PLATA PREMIO ESPECIAL DEL JURADO: Ex aequo a Casi 40, de David Trueba, y The Queen of Fear (La reina del miedo), de Valeria Bertuccelli y Fabiana Tiscornia.
BIZNAGA DE PLATA A LA MEJOR DIRECCIÓN: Elena Trapé, por Les distàncies (Las distancias).
BIZNAGA DE PLATA ‘HOTEL AC MÁLAGA PALACIO’ A LA MEJOR ACTRIZ: Ex aequo a Valeria Bertuccelli, por The Queen of Fear (La reina del miedo), y a Alexandra Jiménez, por Les distàncies (Las distancias).
BIZNAGA DE PLATA ‘VIBUK’ AL MEJOR ACTOR: Javier Rey, por Sin fin.
BIZNAGA DE PLATA A LA MEJOR ACTRIZ DE REPARTO: Carmen Flores, por Mi querida cofradía.
BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR ACTOR DE REPARTO: Vladimir Cruz, por Los buenos demonios.
BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR GUION: Daniel Díaz Torres y Alejandro Hernández, por Los buenos demonios.
BIZNAGA DE PLATA A LA MEJOR MÚSICA: Edesio Alejandro, por Los buenos demonios.
BIZNAGA DE PLATA ‘DELUXE’ A LA MEJOR FOTOGRAFÍA: Guillermo Nieto, por No dormirás.
BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR MONTAJE: Pablo Zumárraga, por No dormirás.
PREMIO ESPECIAL DEL JURADO DE LA CRÍTICA: Benzinho, de Gustavo Pizzi.
BIZNAGA DE PLATA. PREMIO DEL PÚBLICO ‘GAS NATURAL FENOSA’: Mi querida cofradía, de Marta Díaz de Lope Díaz.
PREMIO JURADO JOVEN AL MEJOR LARGOMETRAJE DE SECCIÓN OFICIAL: Sergio & Serguéi, de Ernesto Daranas Serrano.
PREMIO FEROZ PUERTA OSCURA DE LA AICE (ASOCIACIÓN DE INFORMADORES CINEMATOGRÁFICOS DE ESPAÑA) AL MEJOR LARGOMETRAJE DE SECCIÓN OFICIAL: Benzinho, de Gustavo Pizzi.
PREMIO ASECAN (ASOCIACIÓN DE ESCRITORES CINEMATOGRÁFICOS DE ANDALUCÍA) A LA MEJOR ÓPERA PRIMA: Sin fin, de César Esteban Alenda y José Esteban Alenda.
PREMIO SIGNIS DE LA ASOCIACIÓN CATÓLICA MUNDIAL PARA LA COMUNICACIÓN: Sergio & Serguéi, de Ernesto Daranas Serrano. Mención especial a Sin fin, de César Esteban Alenda y José Esteban Alenda.
SECCIÓN ZONAZINE
BIZNAGA DE PLATA A LA MEJOR PELÍCULA ESPAÑOLA: Con el viento (Amb el vent), de Meritxell Colell.
BIZNAGA DE PLATA A LA MEJOR PELÍCULA IBEROAMERICANA: Casa Coraggio, de Baltazar Tokman
BIZNAGA DE PLATA A LA MEJOR DIRECCIÓN: Baltazar Tokman por Casa Coraggio.
BIZNAGA DE PLATA A LA MEJOR ACTRIZ: Sofía Urosevich por Casa Coraggio.
BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR ACTOR: Dani Casellas por Yo la busco.
BIZNAGA DE PLATA PREMIO DEL PÚBLICO: Traigan la hierba, de Denny Brechner, Alfonso Guerrero y Marcos Hecht.
PREMIO ESCUELAS DE CINE A LA MEJOR PELÍCULA DE ZONAZINE: Oso polar, de Marcelo Tovar.
PREMIO MOVISTAR+ A LA MEJOR PELÍCULA DE ZONAZINE: Yo la busco, de Sara Gutiérrez Galve.
SECCIÓN OFICIAL DE DOCUMENTALES
BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR DOCUMENTAL: Ainhoa, yo no soy esa, de Carolina Astudillo,
BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR DIRECTOR: Juan Manuel Sepúlveda Martínez, por The Still Life of Harley Prosper (La vida suspendida de Harley Prosper).
BIZNAGA DE PLATA PREMIO DEL PÚBLICO: La flor de la vida, de Claudia Abend y Adriana Loeff.
SECCIÓN OFICIAL DE CORTOMETRAJES
* CORTOMETRAJES DOCUMENTAL.
BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR CORTOMETRAJE DOCUMENTAL: Improvisaciones de una ardilla, de Virginia García del Pino.
MENCIÓN ESPECIAL DEL JURADO: Você Não Me Conhece (Tú no me conoces), de Rodrigo Séllos.
BIZNAGA DE PLATA PREMIO DEL PÚBLICO: Kyoko, de Joan Bover y Marcos Cabotá.
* CORTOMETRAJES DE FICCIÓN.
BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR CORTOMETRAJE DE FICCIÓN: La última virgen, de Bàrbara Farré.
BIZNAGA DE PLATA A LA MEJOR ACTRIZ: Susana Abaitua, por Vacío de Sergio Martínez.
BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR ACTOR: Ferrán Vilajosana por Australia de Lino Escalera.
BIZNAGA DE PLATA PREMIO DEL PÚBLICO: Seattle, de Marta Aledo.
* CORTOMETRAJES DE ANIMACIÓN.
BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR CORTOMETRAJE DE ANIMACIÓN: Afterwork (Después del trabajo), de Luis Usón y Andrés Aguilar.
BIZNAGA DE PLATA PREMIO DEL PÚBLICO: Eusebio80, de Jesús Martínez e Iván Molina.
* CORTOMETRAJES MÁLAGA
BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR CORTOMETRAJE DE FICCIÓN: Charlitas de verano, de Javier Díaz Conde.
BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR CORTOMETRAJE DOCUMENTAL, DE ANIMACIÓN O
EXPERIMENTACIÓN: Conversaciones ajenas, de Manuel Jiménez Núñez.
BIZNAGA DE PLATA. PREMIO DEL PÚBLICO: Charlitas de verano, de Javier Díaz Conde.
PREMIOS SECCIÓN ‘AFIRMANDO LOS DERECHOS DE LA MUJER’
BIZNAGA DE PLATA AFIRMANDO LOS DERECHOS DE LA MUJER AL MEJOR CORTOMETRAJE DOCUMENTAL: I forgot myself somewhere, de Iker Elorrieta.
BIZNAGA DE PLATA AFIRMANDO LOS DERECHOS DE LA MUJER AL MEJOR LARGOMETRAJE DOCUMENTAL: Organizar lo (im)posible, de Carme Gomila y Tonina Matamalas.
PREMIO DEL PÚBLICO AFIRMANDO LOS DERECHOS DE LA MUJER: Negra soy, de Laura Bermúdez.
PREMIO MUJERES EN ESCENA AL MEJOR CORTOMETRAJE: Approaching, deTereza Pospíšilová.
PREMIO MUJERES EN ESCENA AL MEJOR LARGOMETRAJE: para Ala-Kachuu, Grab and Run, de Roser Corella.
PREMIO AAMMA DEL CONCURSO DE GUIONES ‘Cortometrajes por la igualdad. Cuéntame otra historia’: Julia dispara, de Juan López Salvatierra.
0 comments on “Crónica sentimental del 21º Festival de Cine de Málaga”