Teresa Álvarez Olías

Feliz Ocho de marzo

En estos días en que reivindicamos la lucha por la igualdad entre sexos, me permito imaginar diez cuestiones que interesan especialmente a las mujeres, y son los siguientes:

1º) Nuestra formación, tanto la académica obligatoria, esto es, la Primaria y ESO, la Secundaria, y, desde luego, la universitaria. Queremos estudiar al inicio, durante y al final de nuestra vida, asistiendo a talleres, a cursos especializados, a másters, y por supuesto, a eventos culturales, pues sabemos que la educación, tanto en valores como en disciplinas académicas, es la llave que nos ha permitido salir del pozo de la ignorancia y el abandono en que la historia nos había asumido tradicionalmente. Nuestra aceleración, en este campo, ha sido espectacular en el último siglo. Nos faltan premios, puestos de poder, reconocimientos, reseñas…pero, paso a paso ya estamos llenando los seminarios, las clases, las bibliotecas, los cines, la judicatura y los laboratorios.

2º) La familia en sus múltiples facetas. Nos preocupa la conciliación de nuestro tiempo laboral con el que le dedicamos a nuestra familia, y desde luego la corresponsabilidad de las tareas domésticas con nuestros compañeros de vida, con nuestros maridos, hermanos y padres. Vivimos llevando de la mano a nuestros dependientes, mayores, enfermos y bebés. Organizamos la limpieza de nuestro hogar, la compra semanal, los menús diarios, la colada, las festividades familiares, los horarios infantiles, el presupuesto de la casa, las cuentas bancarias…con o sin colaboración masculina, tanto porque estamos educadas en estos trajines como porque es imprescindible llevar tales tareas al día para poder vivir con un mínimo de dignidad.

3º) La vida profesional. Realizamos cursos formativos en nuestros puestos de trabajo, condicionadas siempre por las obligaciones familiares que nos absorben. Aceptamos una jerarquía laboral aunque muchas veces nos discrimina, olvida y acosa y consideramos necesaria nuestra alícuota parte de poder en las empresas. Somos cumplidoras en nuestro trabajo, tal vez demasiado cumplidoras. Ganamos menos que nuestros compañeros realizando las mismas funciones. Usamos y perfeccionamos las mejores herramientas de trabajo, como son la informática, los idiomas o la oratoria. Estamos atentas a los ascensos, casi siempre injustos con las mujeres. Nos descomponen los despidos, el paro, los ERES, las inquinas e intrigas entre compañeros, y desde luego el acoso laboral, porque nos ha costado mucho acceder al empleo.

4º) La desigualdad, el maltrato y la violencia que se ejerce contra nosotras. Nos indigna la muerte sistemática de tantas mujeres en todos los países del mundo por parte de personas que les debían lealtad. Nos decepciona la discriminación por cuanto tiene de desprecio hacia la mitad de la población. Nos amarga el machismo inherente a la totalidad de las situaciones humanas, por lo que tienen de abuso de poder por parte de los varones. Un salario femenino igual al de estos es una cuestión no solo justa sino progresista para la recaudación tributaria.

5º) El cambio climático. Nos aterra un futuro caótico y desde luego la ausencia de futuro. Como madres queremos un mundo natural, limpio, habitable para nuestros hijos e hijas, y como seres humanos nos sentimos implicadas en la lucha contra la contaminación, que mata lentamente y arruina nuestro medio de vida. Reciclamos. Ahorramos. Somos expertas en adaptarnos al medio, en reinventarnos, en cuidar el entorno, en ser optimistas. Somos la vanguardia en adoptar energías renovables, en tratar la tierra, el agua y el aire.

6ª) La vida saludable. Nos interesan la mesura, la estética, la moda, la alimentación sana, la lactancia materna, en fin, la vacunación de los bebés, los controles médicos debidos y, obviamente el ocio, el turismo responsable y el deporte. En cien años las mujeres han accedido a todas las disciplinas deportivas, cuando las teníamos prohibidas en un principio. En resumen, hemos conquistado la gloria y la calle, ese espacio que teníamos vedado durante milenios, y queremos respirar un aire más limpio en la misma, donde las relaciones sociales sean más importantes que el simple urbanismo.

7º) La sexualidad. Nos importa encontrar la mejor pareja de vida y también la mejor para una relación esporádica, porque todos los momentos de la vida son importantes. Acudimos a revisiones ginecológicas. Planificamos nuestros embarazos y damos importancia crucial al noviazgo, al matrimonio, al divorcio, al abandono, a la felicidad íntima, porque sabemos cuán difícil y a la vez satisfactoria es la vida compartida. Vivimos solas y con hombres o mujeres. Nos preocupan las decisiones de ambos sexos, así como su forma de ser y sentimientos.

8º) La maternidad nos mediatiza, tanto para aplazarla o descartarla en nuestras vidas, como para asumirla o buscarla cuanto antes. Nuestra postura ante esta cuestión es absolutamente revolucionaria, porque tener hijos era nuestro único destino durante toda la historia de la humanidad, y ahora es posible relegarlo a una séptima posición. No pasamos por alto, sin embargo, la preocupación de muchas mujeres, con o sin pareja, por la adopción de criaturas, por la fecundación in vitro, por una gestación sana, óptima, añorada, planificada. Tomamos anticonceptivos, estamos preocupadas por la educación de nuestros hijos e hijas, a los que ayudamos en la realización de sus deberes escolares. Participamos en las AMPAs y denunciamos los contenidos sexistas de muchos libros de texto, que, poco a poco, van mejorando hacia una exposición igualitaria de las distintas disciplinas.

9ª) La desigualdad social, la pobreza, la carestía de vida. Vivimos muy a pie de calle, solo separados de nuestros vecinos y vecinas por un ligero tabique, así que conocemos todas las miserias humanas de primera mano. Estamos cerca de la marginalidad y también cerca de la perfección.

10) La política. Nos importa el destino de nuestro voto electoral. Participamos en asociaciones, en partidos, en foros, en sindicatos, en redes sociales. Nos interesan las noticias nacionales e internacionales, las relaciones entre los países desarrollados y menos desarrollados. Nos apasiona la industrialización, la robotización, las fiestas y la vida ciudadana.

En resumen, los temas más candentes son los que nos atraen, pues el mundo entero es nuestra competencia.

En un nuevo 8 de marzo, nos felicitamos porque la sociedad abra al fin los ojos, finalmente, a la equidad, al progreso y a la justicia, valorando los derechos de la mujer en la ley y en la práctica, pues nosotras somos ciudadanas del mundo y a la vez seres humanos individuales con todas las contradicciones y excelencias correspondientes.

Vivas, libres, iguales… nos queremos. Feliz Día Internacional de la Mujer.

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