Dedicar unas letras o incluso un programa de radio de corta duración es tan solo un minúsculo homenaje que figuras como la escritora Adela Zamudio o Nicasio Álvarez de Cienfuegos merecen sobradamente.
Alabar la labor de doña Adela Zamudio es obligado, cultural y socialmente hablando, pues no solo fue mujer pionera y transgresora sino que se erigió como un puente cultural entre la sociedad boliviana del siglo XIX y el XX. Nacida en 1854 en Bolivia, su concepto sobre el papel que la mujer de su época encarnaba ocupa mucha de su poesía y prosa, pues es queja constante en ella el tema y ataca con un discurso cargado de ironía que pretende remover los anquilosados cimientos sobre los que la sociedad sigue apoyándose sin intención de cambio. Su aportación es tan importante a lo que puede calificarse como lucha feminista, que el día 11 de diciembre (día en que nació) se celebre en Bolivia el día de la mujer.
Baile de máscaras
En el baile del mundo
nuestra alegría
es traje deslumbrante
de fantasía,
La incógnita tristeza reprimimos.
Y cuando entre las turbas
enmascaradas
publica su contento
con carcajadas,
un dolor en el alma
el hombre siente
que le desmiente.
De don Nicasio Álvarez de Cienfuegos habría que destacar su importante papel de transición entre el modelo neoclásico y el movimiento del Romanticismo, pues no hay que obviar que nació en 1764 y su literatura por tanto estará impregnada de un aroma prerromántico que lo caracterizará categóricamente. Cultivó la comedia, la tragedia y la poesía y sintiéndose insatisfecho por el uso de los modismos lingüísticos del momento, intenta imponer su propia aportación, alejándose de la adjetivación propia del estilo neoclásico que marcaba un lenguaje que resultaba retórico y falso.
A la paz entre España y Francia en 1795
¿Qué fogoso volcán amenazando
hierve en mi corazón, que en paz dormía,
bien como en el abismo honditronante
del Etna cuando brama, y humeando
va a romper? Tente, tente, fantasía,
¿do me arrastras? Perdona; mí sonante
cítara suspendí; mi labio mudo
para siempre olvidó la voz del canto.
Y ¿cómo he de cantar entre el espanto
con que Marte sañudo,
en rencorosa guerra
muda en sepulcro la anchurosa tierra?
Su actitud ante los invasores franceses durante la Guerra de la Independencia causó que fuera llevado como rehén a Francia, donde murió afectado de tuberculosis. Saber más.
De Sevilla con Amor, programa cultural emitido desde radio Satelitevisión y Americavisión.
Disfruta de las obras de Isamar Cabeza
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