La verdad a veces se oculta tras ropajes oscuros y poco evidentes, los sentimientos no siempre se desvelan a flor de piel, pero la poesía siempre será la mejor vía de catarsis y encuentro con uno mismo.
El arte, las manifestaciones artísticas, suelen descubrirnos de la mejor manera el alma del autor, los sentimientos que tras generarse en privacidad o soledad. Florecen, emergen y nacen al mundo físico quedando plasmados en forma de letras, en pintura o cualquier otro tipo de técnica artística.
Versos desvelados de Laura Martínez Gimeno, es una paradoja desde el primer momento, desde el mismo momento en que posamos nuestra mirada sobre la portada del poemario. Versos desvelados, que como un meteorito incendiario, iluminan el entorno de un paisaje nocturno y borrascoso, anuncio y preludio tal vez de una realidad funesta, triste, opacada o deprimente… o quizás no, quizás solo sea un juego de color y forma para confundir al lector o hacerlo internarse en los poemas, buscando la esencia de la autora. Una portada en todo caso atractiva y misteriosa, cálida e intrigante.
El amor, el desamor, el odio, la traición, la venganza, la desolación, la tristeza, la nostalgia… la autora descubre emociones, describe comportamientos humanos, recrea escenas de antaño, de romanticismos cargadas y con aroma a épocas pasadas en las que el locus amoenus vuelve a recobrar protagonismo. Versos pareados o versos libres, figuras literarias que alteran un orden lógico amparados por el hipérbaton, que no deja de hacer coherente el mensaje. Amor que desemboca en ríos de emociones positivas y cargadas de energía creadora y beneficiosa o por el contrario, en lagos de un estancamiento critico en cuanto a sentimientos nocivos.
En Versos desvelados, se concibe una tremenda tormenta que arrasa con amantes que dudan de un verdadero cariño mutuo, poemas donde se evalúa la evolución del ser humano en su vertiente constructiva, pero también se ataca el lado oscuro y degenerativo de la raza desde el origen de la humanidad. Tiene nuestra autora recuerdos también para las figuras que se supone que engendraron toda la vida, Adán y Eva, aquellos primigenios humanos que sucumbieron al pecado original, aun sabiendo que no debían hacerlo y por lo cual pagaron con dolor toda la humanidad.
Llegan ecos de poetas de antaño, sonidos y aromas de rimas y leyendas, de ciervos como protagonistas, de caballeros de espada y elegante trato, retazos de otras épocas y hábitos que como aves revolotean alrededor de nuestra autora, rememorándolas y haciéndolas presentes y perennes.
Un poemario completo y variado que la autora crea y hace realidad sobre papel y que nos inspira unas realidades que alguna que otra vez seguro todos nosotros hemos sentido.
Disfruta con las obras de Isamar Cabeza
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