Editorial Amarante presenta la última novela de M. Delbal, TEMPESTAD EN LA ISLA, una obra en la que, sin abandonar el género negro en que se inscribe su trilogía anterior, la autora adopta un nuevo enfoque.
Tempestad en la isla da comienzo con una sucesión de retratos íntimos y breves apuntes biográficos con los que va presentando a los protagonistas de la historia. A través de esos trazos tendremos una semblanza de todos ellos, conoceremos algunos episodios de sus vidas felices o desgraciadas, apacibles o azarosas, y sabremos las causas y los motivos que condujeron a cada uno de ellos a ese encantador hotel rural de Menorca donde se encontraban reunidos el día y la hora fatídicos en que el paraíso se transformó en infierno.
La primera parte de la novela introduce a continuación a los lectores en el pequeño universo de Son Mayani narrando los avatares ilusionados de la fundación del hotel, los adentra después en la labor cotidiana de la propietaria y su equipo, y les permite asomarse al tranquilo transcurrir de las vacaciones de un variado grupo de veraneantes. Entre todos ellos, empleados y huéspedes, componen una suerte de mosaico de la sociedad española de nuestro tiempo, que está presente como contexto y telón de fondo a lo largo del relato.
Los personajes comienzan a relacionarse entre sí, comparten el porche a la hora del desayuno, coinciden en las instalaciones comunes y acuden a una pequeña recepción que les ofrece la dirección del hotel. Se conocen, se reconocen o bien descubren subrepticiamente que ya se conocían.
Casi a la mitad de la historia irrumpe de pronto el terrible acontecimiento que va a convertir Tempestad en la isla en una novela negra, centrada desde ese momento en un caso criminal atroz, tan inverosímil en la pacífica quietud de la isla mediterránea que parece imposible de desentrañar. A través de la investigación policial salen a la luz nuevos hechos y circunstancias que atañen a cada uno de los miembros de ese grupo de personas que se alojan en el hotel o trabajan en él, en cuyas vidas aparentemente inconexas se revelan puntos oscuros, sombras sobre las que es preciso indagar en busca de su posible relación con el crimen cometido.
Hay en Tempestad en la isla un relato policiaco que actúa como hilo conductor de la historia a través de la búsqueda de pistas, del análisis de las pruebas científicas y forenses, y de las declaraciones de los testigos, manteniendo la tensión narrativa hasta el final de la novela. Hay también un elenco de personajes que desfilan ante los ojos del lector a lo largo de sus páginas mostrando el drama de la existencia humana: el amor y el desamor, las ilusiones y los fracasos, los golpes y las oportunidades que depara el destino y que cada cual afronta a su manera, sea con alegre generosidad o sea con codicia y cruel afán de venganza. Y hay, finalmente, múltiples referencias a sucesos señalados de la realidad social y política española que determinaron el curso del pasado común y han marcado singularmente las vidas de varios protagonistas de esta novela.
Todos los elementos citados constituyen la materia de Tempestad en la isla, en cuyas páginas surgen y se entrelazan aportando intriga y amenidad constantes a un relato que nunca decae, sino que es capaz de seducir y de mantener el interés de cualesquiera lectores, tanto de los seguidores de la novela negra de género como de los aficionados al drama literario de todos los tiempos.
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