El proceso histórico de la dictadura a la democracia ha sido objeto de numerosos estudios durante los últimos años. La obra “ADOLFO SUÁREZ Y LA TRANSICIÓN POLÍTICA”, publicada por Ediciones Universidad de Salamanca y distribuida por “Salamanca Books” (con descuento y envío gratuito dentro de la España peninsular), es uno de ellos, concebido para analizar el proceso de transición a la democracia y la participación en ella de Adolfo Suárez.
Según Manuel Redero San Román, uno de los autores de este imprescindible trabajo didáctico, surge a partir de unas Jornadas desarrolladas por la Universidad de Salamanca, celebradas del 12 al 15 de marzo de 2015 con el fin de honrar la memoria de su ilustre alumno al aproximarse la fecha del primer aniversario de su muerte y reconocer la importancia que su figura política había alcanzado en el devenir de nuestra historia reciente. Además, con el propósito de animar al debate en el ámbito académico y contribuir a incrementar nuestro conocimiento sobre este proceso histórico, el estudio aborda aspectos nucleares del mismo, como: las fuerzas de la derecha y de la izquierda, la descentralización política, la cuestión catalana, la influencia de la República Federal de Alemania, la imagen de Suárez como representación del desencanto y ciertos relatos críticos de la Transición.
La llamada “Transición Política Española” es uno de los periodos más apasionantes de la Historia de España. María Ángeles López de Celis, escritora y testigo excepcional de este convulso y transcendental periodo histórico por haber trabajado durante más de tres décadas para la Secretaría de la Presidencia del Gobierno de España, ha señalado que existe un cierto consenso en cuanto a la fecha de su inicio, con ligeras discrepancias, y no así con respecto a su final. Algunos autores -ha comentado López de Celis- consideran que el periodo de la Transición se inició el 20 de noviembre de 1975, tras el fallecimiento del Jefe del Estado, el General Francisco Franco, y la consiguiente proclamación de Juan Carlos I como Rey de España, dos días después. Sin embargo, otros creen que este periodo debería adelantarse al 20 de diciembre de 1973, fecha del asesinato del Presidente del Gobierno, Carrero Blanco, dada la relevancia de su figura en la estructura del régimen y el impacto que supuso su desaparición. Y, con respecto a su final, las divergencias son mayores. Unos lo sitúan el 15 de junio de 1977, fecha de celebración de las primeras elecciones democráticas; otros lo retrasan hasta la aprobación de la Constitución, en diciembre de 1978; y unos terceros lo prorrogan hasta la celebración de los primeros comicios celebrados bajo la nueva Ley de 1979. Están también los que consideran que la finalización de la Transición habría que situarla en el 23 febrero de 1981, fecha del intento de golpe de Estado, un hecho que puso de manifiesto la inestabilidad de nuestra democracia. Un sector más amplio, prolonga la duración del proceso transitorio hasta la celebración de las elecciones generales de octubre de 1982, que dieron el triunfo al Partido Socialista Obrero Español. E, incluso, los hay que consideran que el ingreso de España en estructuras internacionales como la OTAN y la Comunidad Económica Europea serían los hechos que cerrarían el círculo de nuestro periodo transitorio, dando origen a nuestra actual democracia parlamentaria.
La designación de Adolfo Suárez por S.M. el Rey Don Juan Carlos para el cargo de Presidente del Gobierno, que tuvo lugar el 3 de julio de 1976, constituyó -según Álvaro Soto Carmona, otro de los autores de esta obra- una sorpresa, provocando desilusión y rechazo, no sólo entre destacados personajes del franquismo sino también entre los rupturistas.
De acuerdo con las crónicas de la época, la decisión del Rey sorprendió a gran parte de la sociedad española y generó ciertas críticas. Desde el ámbito ideológico más conservador se cuestionó la figura de Suárez, por su juventud e inexperiencia; y, desde la oposición, por su vinculación con el régimen franquista. Sin embargo, Adolfo Suárez, tras jurar el cargo, manifestó su firme voluntad de implantar la democracia para el pueblo español con la mayor celeridad. De acuerdo con esta promesa, en diciembre de ese año se aprobó la “Ley para la Reforma Política”, una ley Fundamental -la última del Régimen de Franco- que anunció la convocatoria de elecciones generales para junio de 1977. Esta importantísima ley, que el propio Adolfo Suárez defendió en las Cortes con plena convicción, demostró ser el instrumento eficaz que permitió desarbolar las estructuras del entramado franquista desde un punto de vista jurídico.
Si hubiera que resumir a su mínima expresión todo el complejo proceso de la Transición Política Española, podría hacerse con una frase de once palabras: “De la Ley a la Ley, a través de la Ley”. Aunque nos pueda parecer un trabalenguas o un slogan publicitario, esta frase es realmente un tesoro jurídico y político de valor incalculable. Fue formulada por Torcuato Fernández-Miranda, otra de las personalidades claves del proceso de la Transición, en cuya persona se aunaban los aspectos teóricos de la política -era Catedrático de Derecho Político- y los prácticos como político que conocía al dedillo la estructura del Régimen y cómo desmontarlo.
Se ha dicho que la Transición española es la historia de un éxito colectivo. Un logro que también podría sintetizarse con otra frase, grabada profundamente en el inconsciente colectivo de los españoles: “La concordia fue posible”. Una sentencia inapelable que reza como epitafio sobre la lápida de la tumba de Adolfo Suárez en la Catedral de Ávila y en los muros de la Universidad de Salamanca, recordando a uno de sus alumnos más relevantes del siglo XX. Una expresión que lleva en su seno una fuerza, una energía, un espíritu: “El espíritu de la Transición”.
Hoy, muchos creemos que este espíritu sigue vivo entre todos nosotros para concienciar a las presentes y futuras generaciones de la imperiosa necesidad de dotarse de valores profundos, los mismos que hicieron posible la concordia entre todos los españoles; los mismos que han hecho grandes y prósperas a todas las sociedades de todos los tiempos y regiones.
José Antonio Hernández de la Moya
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Buen articulo muy bien enfocado y esperemos q nuestros políticos actuales se contagien de este espíritu de la transición y sepan llegar a grandes acuerdos q mejoren sustancialmente la vida de la mayoría de los españoles.
Enhorabuena Jose-Antonio por haber sabido condensar el espíritu de concordia y apaciguamiento que nuestro gran paisano, Adolfo Suárez, trajo a la política y a la sociedad española. Ciertas cesiones político-territoriales se inscriben en ese espíritu de concordia que algunos quieren deshacer después de décadas de viaje institucional en paz. Hagamos votos porque su empatía y generosidad alcance a la mayoría del pueblo, que encauce la deriva equívoca de nuestros días. Viva Suárez y viva aquella modélica Transición. Un abrazo