Personajes misteriosos, extraños, ridículos, esperpénticos, surrealistas, necios, listos, delincuentes, hampones, putas, macarras, clérigos, chinos cabreados, etcétera.

Tiemblen los que se enfrenten a este libro. Pongan un filtro a sus ojos, es recomendable y saludable, no apto para mentes cerradas. Una preciosista novela escrita en primera persona por un cura de pueblo recién jubilado que penetra en un barrio marginal de una ciudad provinciana.

Carlos de Tomás vuelve a adentrarse en el lado oscuro con una narración cercana a la poética del malditismo como apoyatura del discurso estético e intelectual, y replantea muchas cuestiones que dábamos por consolidadas en la narrativa actual, llena de palabras bien intencionadas que a veces almibaran obras que pudieron ser buenas y se quedaron en la intención.