Suele decirse que los abogados son letrados. Hombres de letras, pues trabajan con palabras, leen y escriben documentos y exponen sus alegaciones oralmente en lo que se denomina con un curioso oxímoron: «vistas orales».
Sin embargo, hay que ir mas allá del estudio de los casos y la necesaria lectura de libros jurídicos, para identificar la norma aplicable o sus posibles interpretaciones, o la lectura de jurisprudencia en pos del precedente, y adentrarse en la lectura metajurídica, o sea, la lectura de libros no jurídicos, que es una excelente inversión.
Veamos, sus ventajas y su necesidad…
Jurista que no lee pese a ser inteligente, se lo lleva la corriente — delaJusticia.com
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