Don Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) está considerado como el padre de la
neurociencia. Sus aportaciones sobre el conocimiento del sistema nervioso central y periférico le convierten en el creador de la neuroanatomía moderna. A lo largo de su vida recibió numerosas muestras de reconocimiento a su obra como Gran Cruz de Isabel la Católica (1890), Gran Cruz de Alfonso XII (1902), Premio Internacional de Moscú (1900), medalla de oro de Helmholtz de la Real Academia de Berlín (1905) y el 25 de octubre de 1906 el Premio Nobel de Medicina por sus investigaciones sobre la morfología y las conexiones entre las células nerviosas, desarrollando la doctrina de la neurona. Por lo que concurren más que sobrados méritos para el impulso de un Museo Cajal y de su Escuela con el propósito principal de dar el protagonismo que merece al legado del mejor científico
de nuestra historia.
Personalmente recurro a él a menudo citando su célebre frase: Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro. Con ella, Don Santiago Ramón y Cajal anticipó al mundo la incuestionable “Plasticidad cerebral”, esto es, la capacidad del sistema nervioso para cambiar su estructura y su funcionamiento a lo largo de su vida, como reacción a la diversidad del entorno. Esto supone ser capaz de cambiar, de modificar hábitos o conocimientos predeterminados y aprender cosas nuevas.
Siempre he sentido una enorme admiración por este gran hombre y científico
irrepetible. Fue un adelantado a su tiempo que concibió la medicina de un modo
multidisciplinar, sirviéndose de herramientas analíticas de la genética y la genómica, la biología molecular y celular, la anatomía y la fisiología de los aparatos y sistemas, la filosofía, la biología conductual y la psicología.
En fin, Don Santiago Ramón y Cajal es un sabio. Un referente científico y humano
para España y el mundo. Su legado emula el de otras figuras de la mayor relevancia mundial. Así que planteo a quien corresponda la siguiente pregunta: ¿A qué hay que esperar para la creación de un Museo Cajal y su Escuela?
José Antonio Hernández de la Moya
Recuerda, “Necesitamos a Cajal más que nunca” puedes añadir tus reflexiones en el apartado de comentarios, nos gustaría elaborar una Web específica. Te esperamos.
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