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¿Puedes practicar lo que predicas?

Yo les dejo meditar, pero antes, piensen: ¿si de verdad (dicen) hay igualdad, por qué seguimos luchando?

Vengo a hablarles del precio de la mujer porque lo conozco y lo puedo defender. Hace unos meses, por ejemplo, me sentí abrumada y triste al ver en la televisión que Alizé Cornet, tenista profesional francesa, fue sancionada al levantarse la camiseta para ponérsela bien (la llevaba del revés), lo que provocó controversia entre el público al mostrar parte de su sujetador deportivo en el US Open 2018. Podrá sonar justo para algunos, pero la verdadera razón de aquel acto simplemente fue porque Alizé no se había puesto bien la prenda. Punto. Venga ya, ¿cuántas veces hemos visto en televisión e incluso fuera de ella a hombres sin camiseta? ¿Y cuántas veces se les ha llamado la atención? He aquí el punto de inflexión que tanta polémica está causando a la hora de establecer las verdaderas pautas que llevarán a la sociedad a la verdadera igualdad de sexos (de los géneros hablaré otro día). ¿Por qué una mujer no puede exhibirse en sujetador deportivo? Es completamente diferente a un hombre sin camiseta. Ni siquiera se le ha pasado por la cabeza quitarse también dicho top. No muestra las tetas en absoluto. Pero, ¿qué pasaría si quisiera mostrarlas? ¿O es que acaso no hay mujeres que hacen topless en la playa? ¿O es que acaso no hay mujeres que no llevan sujetador? ¿Dónde está escrito que una mujer esté obligada a llevarlo? En la playa todo el mundo va en ropa interior. Sí.

Photo by Annie Spratt on Unsplash - Aitana Monzón - Editorial Amarante

En ropa interior, o lo que es lo mismo, en un sujetador, unas bragas o unos calzoncillos fabricados con una tela que permite mojarse sin darse de sí o estropearse. Como decía, todo el mundo se “despelota” para darse un chapuzón, pero no todos se despelotan de prejuicios. Todavía queda esa gente que tapa los ojos a sus hijos para que no vean los pechos de una mujer al descubierto. ¿Qué pasa? ¿Acaso es un arma, acaso es algo malo de lo que avergonzarse? Recuerdo que todos hemos sido amamantados y que, gracias a las mujeres, todos los hombres han sido niños y han crecido igual que nosotras. Si tanta igualdad parece que se predica yo también tendría que taparle los ojos a mis hijos si vieran a un hombre sin camiseta. ¿No tenemos todos pezones? Las tetas, los pechos, los senos, las mamas NO son genitales.

Photo by Victoria Strukovskaya on Unsplash - Aitana Monzón - Editorial Amarante

Y si hablamos de igualdad, también tenemos derecho de exhibirlas, de no ocultarlas, de que por fin vean la luz tras siglos y siglos de condena, de corsés, de sujetadores y de una oscura represión abrumadora que sólo nos ha hecho ser desdichadas y estar avergonzadas de nuestro cuerpo. Seamos como aquellos que nos dieron arte y vida: los antiguos griegos y romanos. Estoy segura de que en un museo, los padres no tapan los ojos a los críos cuando ven a un David desnudo o a la Victoria de Samotracia. Pero ellos sí deberían tapárselos a sí mismos, tal y como lo predican. Podría hablarles largo y tendido de este tema, ligado también a la censura de los pezones femeninos en Instagram y, por supuesto, al movimiento de liberación #FreeTheNipple. Pero prefiero dejarlo en sus manos, para que recapaciten y, si les interesa, lo consulten en internet. Yo les dejo meditar, pero antes, piensen: ¿si de verdad (dicen) hay igualdad, por qué seguimos luchando? Dejemos a un lado la hipocresía, el machismo y la vagancia, y caminemos todos juntos hacia el fin del patriarcado.

Aitana Monzón


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