Hay situaciones que nos superan y sería vano tratar de explicarlas por nuestras características de personalidad, elecciones, limitaciones; sólo están ahí y se dan para nosotros. Si corres… te persiguen. Para San Juan de la Cruz son los derroteros oscuros que nos dispensa el encuentro con el Amado. No es ningún masoquismo ni un golpe de mala suerte, sino una experiencia de la vida mucho más arriesgada en la que una se ve expuesta a una oscuridad que, si bien transitada a tientas, hace posible una expansión de la conciencia.
Ahora voy a dar un salto. Karl Popper defiende una hipótesis sobre la ciencia y otra sobre la evolución centradas en el error y el fracaso respectivamente: el éxito de una conducta o de una teoría científica es sólo un estado provisional en la tendencia de los seres vivos hacia la búsqueda de un mundo mejor (en el primer caso), o del conocimiento hacia la búsqueda de la verdad (en el segundo).
El error es motor de pensamiento; el fracaso es la misma dinámica de los seres vivos en relación con el medio y, aventura Popper, una protección frente a los delirios científico-técnicos de sometimiento de la vida a cálculo; la oscuridad es un volcán interior. Error, fracaso y oscuridad son acontecimientos que están en la misma onda: la de la transformación hacia una expresión más compleja; pero también tienen un halo de extrañeza, resultan conflictivos y provocan rechazo. Sólo con gran esfuerzo y esmerado cuidado alcanzamos a comprender lo que nos pasa sin hacernos añicos.
San Juan de la Cruz y Popper, ¿una combinación contra natura? Sólo he llevado a la práctica una cita de Einstein: mi lápiz es más listo que yo. La encontré en un libro de Popper donde sugiere que con ello quería decir que cuando te pones a escribir o formular una idea sale algo diferente a lo que habías previsto.
Hay quienes escriben porque ya saben lo que van a decir y otros a quienes les seduce más hacerlo por la necesidad de pensar.
Disfruta de las obras de Belén Blesa Aledo
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