Fue en una sección de Rock FM donde escuché a una chica decir que Led Zeppelin IV era el disco que le había cambiado la vida, y supe por qué ese disco y tal vez en torno a qué canción. Me gustó que fuera una chica.
Robert Plant, de joven, tenía algo de chica, jugaba a ser como una chica reforzando su halo de masculinidad. Esa síntesis tan precisa en su estética y gestualidad me enamoró. Entiendo que en su momento despertara pasión entre las jóvenes, hacía presente un erotismo fresco y original. Yo sentí tiempo después exactamente la misma fascinación sólo que, con los cuarenta, la transformé en algo diferente. No obstante, en una de mis libretas llevo una foto suya del vídeo de The rain song, y esa niñería de príncipe azul me agrada mientras balanceo el estereotipo en la mecedora de mi abuela.
Mis próximos saben que es uno de mis amores. Hay que estar en el amor para inspirar un centelleo de vitalidad. El amor es siempre un retroceso a algo más básico, por eso me reengancho desde un furor adolescente que no he dejado morir.
Stairway to heaven es mi canción de la vida y de la muerte, por encima de cualquier otra. Me eleva. Me alcanza ahí donde empiezo a desconocerme y siéntome más viva que nunca. Son diez minutos de conexión entre lo finito y lo infinito ¿Cómo puede el rock dar alcance a la mística? Y sí, esa canción lo hace en la velocidad que va marcando hasta llegar a un clímax; en esa intimidad que conquistan la voz -particularmente los gritos que portan la inocencia del mundo sin drama-, la guitarra de doble mástil y una percusión como atmósfera que sostiene la música; en esa letra de contenido inaccesible. Es misteriosa. Al escucharla no hago piruetas con la conciencia, más bien me desnuda el corazón y, ese límite que impele a traspasar, me ayuda a estar confiada en todo eso que se me escapa.
Disfruta de la obra de Belén Blesa Aledo
Me encanta tu verbo y su contenido Belén, mi forma de vivir a Led Zeppelin coincide con la tuya; por mi temperamento, suelo anclarme en aquello que me gusta y en música, ellos son parte de aquello que me gusta. Gracias y saludos afectuosos, Jorge Silva
Muchas gracias Jorge, es un grupo especial, inspirador. Algo abrieron en mi que se mantiene intacto.
Muchas gracias Jorge. Ese sentir compartido arropa el corazón.
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