Alberto Saavedra Opinión Redactores

Navidad por Alberto Saavedra

La verdadera tregua de la Navidad se consigue cuando uno se desprende de la potestad humana y se deja llevar por el espíritu de la autoridad que nos otorga poner nuestra creatividad al servicio del bien común.

Decía el escritor italiano Errico Buonnano que “detrás de cada dictador hay un artista fracasado”. PseudoArtistas como Benito Mussolini que presumía de tocar el violín para dar leyes sabias al pueblo y dominar a las masas o Francisco Franco que, después de firmar los fusilamientos diarios, se refugiaba en el dibujo a la hora del té.

Otras mentes inspiradas e inspiradoras como la de Adolf Hitler convivían en la intimidad con una faceta artística mientras reprimían a los sometidos ciudadanos. Este Chaplin militar, a los 12 años, intentó entrar dos veces en la Academia de Bellas Artes de Viena pero no paso este examen y se ve que, el desencanto de su falta de talento, le condenó a pintar con sangre mientras escuchaba de fondo su villancico preferido “Noche de Paz”.

Fue compuesto por el joven cura alemán Joseph Mohr que ideó, éste con gran talento musical, un poema de seis estrofas como anhelo de esperanza, paz y consuelo (de hecho logró interrumpir en varias ocasiones la guerra). La propaganda nazi intentó apropiarse de él y alterar la letra “…todo duerme… Adolf Hitler vela por el destino de Alemania”.

Cuando los dirigentes sucumben a los embrujos del poder llegan a querer reinventar la Navidad, una fiesta cristiana en la que celebramos el nacimiento de un judío y que ensalza los mejores valores. El dictador cambió el nombre a Weihnachten, término del solsticio de invierno, recreó los villancicos hablando del Führer Salvador y los abetos no terminaban en la estrella sino en una esvástica que indicaba el camino hacia un “Jardin nazi” en el que San José, la Virgen y el niño ya no venían de Belén sino que eran “berlineses arianizados”.

Esta peculiar campaña de marketing se apoyaba en un panfleto de veinte páginas, encontrado recientemente en Dresde, que servía a la propaganda del Partido Nacional Socialista para instruir a la población. El texto promulgaba grandes dogmas como que María es la madre de toda Alemania o que los Reyes Magos eran obreros alemanes que acudían a visitar a Hitler, el Mesías, el salvador del pueblo que, para bonanza de la humanidad, perdió la guerra.

La verdadera tregua de la Navidad se consigue cuando uno se desprende de la potestad humana y se deja llevar por el espíritu de la autoridad que nos otorga poner nuestra creatividad al servicio del bien común. Así lo hizo en el 2012 Ole Kassow promotor del proyecto internacional “En bici sin edad”. Paseaba por el carril bici en Copenhague, ese camino verde que escasea en nuestro país, y saludó a un señor de casi 90 años que estaba sentado en un banco.

Con mucho tacto, le preguntó si quería dar una vuelta con él. El nonagenario le respondió, con esa alegría que concede casi un siglo de experiencia, que sería un placer. Sin el ingenio de los astutos dictadores pero con la corriente alterna del emprendedor social alquiló un triciclo turístico y llevo a pasear al anciano y a su cuidadora. Esta experiencia cuajó en los países nórdicos y se ha exportado a más de treinta países del mundo, incluido España.

En este 2019 que culmina, me han llamado la atención otros inventos de movilidad nacidos para ayudar: SmartHalo2 que permite a los ciclistas, por ejemplo a los recaderos a sueldo, marcar la ruta a seguir sin tener que llevar la pantalla en el manillar, MiniMeis, un manos libres para llevar al bebé a hombros y poder seguir comunicado con el mundo mediante el Smartphone y Van Moof 2, la bici holandesa inteligente que se conecta a Internet para ayudarnos a pedalear y con una tecnología turbo a la par de los mejores híbridos.

Vivimos tiempos en los que el mundo sigue pedaleando sin preguntarse la dirección pero en el que todavía hay sitio para la esperanza. La revista TIME, en su número anual, apunta al fin de las élites (al parecer muchos ricos ya no están de acuerdo con vivir en un mundo con tantas diferencias), subraya la predisposición de las empresas a buscar la sostenibilidad de los beneficios y admira la perseverancia de esos jóvenes que salen los viernes a la calle (Fridays For Future) luchando por un consumo respetuoso.

Respeto nos ha transmitido el rey Felipe VI durante la Cumbre de Ministros de Asuntos Exteriores en Madrid en la que han llegado a una conclusión obvia: el futuro de Europa se llama Asia. En su discurso nos enseña que se puede gobernar con ese espíritu navideño que integra de forma natural el valor de la alteridad como parte de la convivencia.

No es casualidad que la Puerta de la gruta en la que emerge la Basílica de la Natividad de Belén sólo tenga un 1,20 metros de altura. En las Cruzadas, se redujo de los 5,50 metros iniciales (por el que los emperadores y califas entraban) para proteger eventuales asaltos a caballo. Desde entonces, quien desea entrar en el lugar del nacimiento de Jesús, tiene que inclinarse.

Me hago dueño de sus palabras para soñar, como Artista de imita, lo mejor para estos años 20 que comenzaremos a vivir y, la celebres o no, deseARTE una Navidad plena de Alegría, Paz y Amor.

La Navidad está construida sobre una hermosa e intencional paradoja: que el nacimiento de las personas sin hogar se debe celebrar en cada hogar.

G. K. Chesterton

Alberto Saavedra es Emprendedor, Ingeniero y Humanista: blog.imita.es

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