Nadie es perfecto. O sí

Saludar cada nuevo día mirando al mar es un privilegio que, sobre todo en estos días de confinamiento, resulta un lujo. Es lo que hace cada mañana la periodista Esther Vicente Sastre a través de sus redes sociales desde su casa en Tenerife. Asomada a la ventana y frente a un Atlántico envidiable da la bienvenida cada día con la lectura de textos escogidos cuidadosamente. Saramago, Serrat, Jorge Manrique, Calderón de la Barca o John Lennon son algunos de los autores a los que esta profesional de la radio da voz en cada amanecer.

Pero también escribe sus propios textos a los que da lectura. Es el caso de este titulado “Nadie es perfecto. O sí”, que podéis leer a continuación, además de escuchar en un audio:

¿Vosotros también tenéis estos días la sensación de que antes todo era perfecto?

Cuando sonaba el despertador de madrugada, cuando te comas un atasco camino del trabajo, cuando nos dábamos dos besos al saludarnos y un abrazo al despedirnos. Cuando preguntar ¿cómo estás? era una pregunta retórica.

Los pisotones en los conciertos. Las tardes en los columpios rodeados de niños gritando.

Cuando lo normal era caminar diez mil pasos al día y no los cuatro metros que separan el salón de la cocina. Cuando los guantes eran sólo para el invierno y las cervezas no se tomaban por Skype.

¡Qué perfecta era la gente que siempre llegaba tarde! Aguantar a tu amiga probarse mil modelitos de ZARA y luego no llevarse ninguno… Quejarte en invierno de la ola de frío y en verano de la ola de calor. Cuando nos importaba qué tiempo iba a hacer al día siguiente.

Cuando te dolían los pies de llevar tacones. Cuando se te corría el rímel. Cuando el pijama era sólo para dormir. Cuando la procesión iba por fuera y no por dentro.

Los pitidos en los oídos después de darlo todo una noche de fiesta. Las resacas… Los domingos por la tarde. El tráfico en Semana Santa. El jet lag. El overbooking. Los sorteos de Ryanair.

Cuando nadie nos había robado el mes de abril… era todo perfectamente imperfecto.