Ignacio Novo, Secretario del grupo de trabajo Alcohol y Alcoholismo de la Sociedad Española de Medicina Interna, participará en la JORNADA DIVULGATIVA COVID-19 y alimentación que se celebrará en abierto esta tarde.
Antes de ello, hemos querido mantener una charla con él para incidir en algunos aspectos fundamentales sobre el consumo de alcohol relacionado, en algunas situaciones, con el COVID-19.
¿Existe alguna relación entre el consumo habitual de alcohol con un peor pronóstico en enfermos de COVID-19?
A día de hoy no hay ninguna publicación al respecto, pero tampoco que haya demostrado lo contrario; por tanto, tenemos que basarnos en el conocimiento científico previo, por el que sabemos que el alcohol ejerce un efecto nocivo sobre el sistema inmune, distorsionando la respuesta inflamatoria de nuestro organismo ante cualquier agente externo. De esta forma, podemos afirmar que el consumo de alcohol puede ser potencialmente un factor que contribuya a una peor evolución de un paciente infectado por coronavirus, al igual que ocurre en otro tipo de infecciones.
– La situación de confinamiento actual, con bares cerrados y sin posibilidad de llevar a cabo una de nuestras costumbres más arraigadas como es el salir de cañas, ha provocado que las ventas de alcohol se hayan disparado de manera importante.
¿Hay alguna razón que lo explique?
El consumo de bebidas alcohólicas, sobre todo las de baja graduación, como vino y cerveza, está totalmente integrado en nuestra vida diaria, sobre todo en eventos sociales, reuniones de amigos o familiares. Una vez que la población se quedó confinada en sus hogares lo primero que buscamos todos fueron alternativas para mantener el contacto con nuestros amigos y familiares y en muchos casos eso se ha seguido vinculando al consumo de alcohol, aunque el contacto social haya sido a través de pantallas, este hecho habla muy a las claras del arraigo que tiene el consumo de estas bebidas en nuestra vida cotidiana.
Otro aspecto importante es el uso recreativo o como “entretenimiento” tanto del alcohol como de otras sustancias; en este sentido, probablemente muchas personas hayan aumentado su consumo de alcohol buscando refugio o tratando de huir de alguna manera de una situación de la que nadie podía escapar. Además, personas con un problema previo de dependencia sobre las que familiares o allegados ejercían algún tipo de supervisión para controlar su consumo probablemente hayan sufrido recaídas y aumentos en su consumo al carecer de este control.
– ¿Puede convertirse en un mal hábito cuando esta situación haya pasado?
El problema ya estaba ahí, esta situación quizás ha contribuido a visibilizarlo más, por lo que en el futuro tenemos la oportunidad de intervenir y ayudar a corregirlo. Probablemente el consumo en los hogares descienda una vez que los establecimientos de hostelería vuelvan a funcionar con normalidad y mientras no sea así posiblemente asistiremos a un aumento de reuniones que giren en torno al consumo de alcohol como los botellones. Se hace fundamental el intentar desvincular consumo de alcohol y ocio y ofrecer a la población alternativas más allá de los bares y locales de ocio nocturno.
-¿Qué papel pueden jugar las administraciones para limitar el consumo y uso del alcohol?
El papel de las administraciones es fundamental, por un lado desde el punto de vista de la educación para la salud, el más importante. Cualquier mensaje que provenga de las administraciones tendrá mucho mayor eco y difusión, por lo que tanto ahora como en el futuro es un obligación de las distintas administraciones dar una información veraz y contrastada acerca de los efectos sobre la salud del consumo de cualquier cantidad de alcohol. Existen múltiples bulos y falsas informaciones circulando en la actualidad que intentan atribuir supuestos efectos beneficiosos de las bebidas alcohólicas sobre la salud y es importante que las administraciones públicas salgan al paso de los mismos y eviten su difusión.
Por otro lado, las distintas administraciones deberían implementar normas sobre la limitación de publicidad de las bebidas alcohólicas y el correcto etiquetado de las mismas, donde se debería advertir sobre los efectos perjudiciales de su consumo, al igual que ocurre con el tabaco.
Por último, sin que creamos necesaria la prohibición de la venta de alcohol, probablemente medidas como el aumento de impuestos o el establecimiento de un precio mínimo, implementadas con éxito en muchos países, contribuirían a disminuir el consumo de alcohol en la población española y por tanto la aparición de enfermedades, accidentes e incluso muertes relacionados con el mismo.
– ¿De qué manera se pueden mejorar las campañas de sensibilización hacia un consumo responsable del alcohol?
Las campañas deben empezar por la educación básica, en colegios, institutos y a nivel global. El alcohol es responsable directo de la aparición de múltiples enfermedades, pérdida de años potenciales de vida y aumento de mortalidad precoz y los niños y jóvenes deben conocer esto antes de decidir si en un futuro van a consumir alcohol o no, deben de contar con toda la información y ser conscientes de lo que implica su consumo. Esto lo vemos de forma mucho más clara con alimentos potencialmente perjudiciales, como los productos ultra-procesados, y sin embargo lo echamos enormemente en falta con el alcohol.
Por otro lado, se hace totalmente necesario desvincular el consumo de alcohol del concepto de dieta supuestamente saludable, al igual que desligar el mismo de eventos deportivos o conductas que mejoren la salud de la población, de nuevo la responsabilidad está no solo en las sociedades científicas, sino sobre todo en las administraciones.
– ¿Existen falsos mitos relacionados con el consumo de alcohol y el COVID-19 que convendría desmentir?
A lo largo de estos dos meses han surgido numerosos bulos, probablemente potenciados por la industria del alcohol, que ha intentado mantener sus beneficios a pesar de que la hostelería permaneciese cerrada. De nuevo la estrategia ha sido la misma, atribuir beneficios para la salud al consumo de alcohol, en este caso transmitiendo la falsa idea de que el consumo de alcohol pueda eliminar el virus. Una cosa es que el alcohol como desinfectante pueda eliminar el virus de la superficie corporal y de algunos materiales y otra muy distinta es que ingerirlo sirva de algo. La lejía también es un buen desinfectante y sin embargo ¿a alguien se le ocurriría beberse un vaso de lejía para eliminar el virus del organismo? pues lo mismo con el alcohol, hay que ser muy claros, no existe ningún beneficio, ni en la infección por coronavirus ni en ninguna otra enfermedad conocida, atribuible al consumo de alcohol.
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