La frenética actividad investigadora de Ramón y Cajal provocó que en 1888 decidiera crear su propia revista científica para no depender de los tiempos marcados por los procesos de revisión y edición. Esta primera publicación la tituló “Revista trimestral de Histología Normal y Patológica” y de ella apenas se editaban unos 60 ejemplares que eran enviados a sabios extranjeros.
Durante su estancia como catedrático en Barcelona, Cajal continuó, hasta 1892, autoeditando su propia revista: “Trabajos del Laboratorio Histológico de la Facultad de Medicina de Barcelona“. Al trasladarse a la cátedra de Histología y Anatomía Patológica de la Universidad de Madrid, su revista pasó a denominarse “Revista Trimestral Micrográfica” y fue editada desde el primer número por la Librería Nicolás Moya.
Es a partir del año 1901, cuando la revista de Cajal adopta su nombre definitivo: “Trabajos del Laboratorio de Investigaciones Biológicas de la Universidad de Madrid“. Esta revista científica se publicará trimestralmente de forma ininterrumpida desde 1901 hasta 1937, pasando a llamarse “Trabajos del Instituto Cajal de investigaciones biológicas” a partir de 1940.

El índice del primer volumen de “Trabajos del Laboratorio de Investigaciones Biológicas de la Universidad de Madrid” es una perfecta muestra de la calidad de los artículos recogidos en esta publicación, editada por la Librería Nicolás Moya. Como podemos observar en la siguiente imagen, en este primer número se publicaron seis monografías de Ramón y Cajal, conformando un volumen de más de 200 páginas.
Si analizamos el perfil de Cajal en Google Scholar, podemos ver que las publicaciones recogidas en este primer volumen de Trabajos, han sido citadas entre 1981 y 2020 en total en más de 200 ocasiones, pese a haber sido publicadas en 1901. Este hecho demuestra el grandísimo impacto que tuvo y siguen teniendo los artículos recogidos en esta revista científica.

Como se refleja en el índice de la revista, cada uno de los artículos iba acompañado de multitud de grabados descriptivos realizados a partir de dibujos que Cajal creaba mientras observaba las preparaciones histológicas a través del objetivo de su microscopio.
Estos grabados, que ilustraban los artículos de Cajal en Trabajos del Laboratorio de Investigaciones Biológicas, constituyen una fusión perfecta entre ciencia y arte. En el dibujo de la parte izquierda, que representa la estructura del Asta de Ammón, podemos observar las denominadas “Flechas de Cajal“, con las que el científico aragonés interpretaba el sentido del flujo de información a través de las estructuras del sistema nervioso, basándose en su principio de polarización dinámica.

Una vez que Cajal comenzó a formar la denominada Escuela Histológica Española, la Revista Trabajos del Laboratorio de Investigaciones Biológicas se convirtió en el perfecto altavoz para difundir, no sólo los artículos del Maestro, sino también los principales descubrimientos de sus discípulos.
En el volumen de Trabajos publicado en 1920, el vallisoletano Pío del Río Hortega (1882-1945) publicó un extenso artículo sobre la microglía, uno de sus principales descubrimientos que le llevarían a ser nominado al Premio Nobel en 1929 y 1937. En el mismo volumen, Cajal publicó un contundente trabajo cuestionando los descubrimientos realizados por Hortega sobre la microglía. Este volumen pone de manifiesto la mala relación existente entre maestro y discípulo en ese momento. Años después, Cajal reconocería la importancia de las aportaciones de Río Hortega, estableciéndose una relación cordial entre ambos.
La revista Trabajos del Laboratorio de Investigaciones Biológicas también es una muestra del apoyo que Cajal brindaba a jóvenes estudiantes de Licenciatura en Medicina para que pudieran iniciarse en el mundo de la investigación. En esta revista publicó en 1916 su primer artículo Fernando de Castro (1896-1967) con 20 años y Rafael Lorente de Nó (1902-1990) en 1920 con apenas 18 años. Ambos científicos, discípulos de Cajal, rozaron el Premio Nobel, siendo nominado Lorente de Nó en 6 ocasiones e impulsando Castro, de forma indiscutible, la línea de investigación que terminó con el Nobel concedido a Heymans en 1938.

Pese a que la gran mayoría de números de la revista Trabajos del Laboratorio de Investigaciones Biológicas fueron escritos en lengua castellana, salvo algunos números que fueron traducidos a francés, esta publicación, editada por la Librería Nicolás Moya, constituye la revista científica con mayor impacto internacional entre las publicadas en España, recogiéndose en ella gran parte de la trayectoria científica de un Premio Nobel (Cajal) y de tres de sus discípulos que estuvieron cerca de lograrlo (Río Hortega, Castro y Lorente de Nó).
Cajal acudía asiduamente a la trastienda de la Librería Nicolás Moya para revisar las pruebas de imprenta de su revista científica. Con el cierre de este establecimiento se pierde para siempre un lugar relevante dentro de la Historia de la Ciencia Española e Internacional.
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