Mario Vargas Llosa es un magnífico autor de todos los géneros literarios.
Su larga vida dedicada a la escritura ha aportado dieciocho novelas, numerosos artículos periodísticos, muchos discursos, así como varios libros de poesía y obras de teatro. Nacido en Perú en 1936, es desde 1993 ciudadano español y peruano, además de gran viajero por todo el mundo y observador político.
La carrera de este prolífico autor está sembrada de premios, entre los que destacan Biblioteca Breve (1962), Nacional del Perú (1967), Ritz París Hemingway (1985), Príncipe de Asturias (1986), Planeta (1993) y Nobel (2010) entre otros, lo que da idea del triunfo alcanzado por su ingenio y tenacidad.
Plantea cada obra publicada de forma concienzuda y se explaya con historias familiares, a menudo contenidas en tramas históricas muy reales. Aborda temas europeos, americanos, incluso africanos y asiáticos, perfilando personajes de todos los estilos: perversos, bondadosos y pusilánimes, tanto de hombres como de mujeres.
Ciñéndonos a una de sus novelas, concretamente a “Travesuras de la niña mala”, publicada en 2006, encontramos algunas generalidades, como son:
A) El propio narrador, en primera persona, cuenta la historia de “La niña mala”, al que ella llama “niño bueno”, describiendo con todo lujo de detalles el paisaje y los tipos humanos en la década de 1950 del barrio limeño de Miraflores, donde el autor vivió su infancia y adolescencia, también el ambiente de París, tanto de sus espectáculos culturales como de sus gentes y restaurantes en la segunda mitad del siglo XX, simultaneándola con la vida y lugares de Londres, y después con la humilde existencia en el barrio de Lavapiés de Madrid, en la primera década del siglo XXI.
B) A través de la dura y extraña vida de la protagonista observamos una panorámica fiel, durante varias décadas, las últimas, de las revueltas políticas y revolucionarias de Perú, de la vida social parisina y londinense, también de la bohemia madrileña. Esta triple visión se plasma en una novela prolija, que cuenta la vida de un traductor e intérprete de La UNESCO, siempre con la sombra de una mujer, su compañera, que va, viene, se escapa y sorprende en cada capítulo.
C) La prosa es precisa, llena de adjetivos, de detalles, esplendorosa como la espuma, basada en grandes párrafos narrativos y pequeños diálogos en un delicioso y peculiar vocabulario peruano.
D) La novela cuenta, en realidad, una profunda y larga historia de amor. La niña mala se pasa la vida jugando al despiste con el niño bueno, apareciendo y reapareciendo en su vida, anhelando la libertad de decisión absoluta, así como el lujo ajeno y la riqueza desbordante, confiando en la paciencia y fidelidad del protagonista, que nos introduce, mientras tanto, en todo tipo de calles, ciudades y grupos humanos.
La pareja del niño bueno y la niña mala, compuesta por dos miembros antagónicos, va pasando lentamente de la primera juventud a la madurez, abordando días de pasión desenfrenada, de separación, de ira, de enfermedad, de alegría, de encuentro y desencuentro, incluso de triunfo social inmenso y también de pobreza absoluta.
Mario Vargas Llosa fue un representante ejemplar del boom latinoamericano de finales de los años 70, pero ya antes se había convertido en un renombrado autor. Luego se ha mantenido en su celebridad y buen escribir hasta nuestros días, lo que no es en absoluto sencillo en un mundo literario cada vez más extenso y competitivo, que gusta de quemar a sus propios ídolos en tiempo breve.
El autor es un merecido prócer de las letras españolas y ha sido traducido a muchos idiomas. Es de destacar su ajuste total a la realidad geográfica y su esmerada documentación en cada libro. Prepara éste con tiempo y lo elabora con total disciplina, abarcando situaciones cómicas y también asuntos sesudos y de enjundia, tanto en mundos cerrados como en países de todos los continentes.
A un ritmo de libro publicado por año, sorprende la capacidad de creación de este autor, que ha alternado la escritura con los viajes por el mundo entero y las incursiones en la política peruana y española, al estilo de sus propios personajes.
Otras novelas suyas son La ciudad y los perros, de 1963, La Casa Verde, de 1966, Conversación en la catedral, de 1969, Pantaleón y las visitadoras, en 1963, La Tía Julia y el escribidor, de 1977, La guerra del fin del mundo, de 1981, Lituma en Los Andes, de 1993, La fiesta del chivo, de 2000, El héroe discreto de 2013 y Cinco esquinas de 2016. En ellas se ocupa claramente de la sociedad latinoamericana, por ejemplo de la peruana, por supuesto, pero también de la brasileña, de la dominicana y venezolana.
Ha destacado también en la modalidad de cuento infantil y en el ensayo, en memorias, discursos, traducciones de poesía francesa y artículos periodísticos, lo que da idea del aporte lingüístico y capacidad creativa de su imaginación.
Leer Travesuras de la Niña Mala es una buena manera de iniciarse en el universo polifacético de Mario Vargas Llosa.
Muy bueno el artículo. Pero solo una aclaración: el libro se llama “Travesuras fé la niña mala”.
En lo personal, es una de mis novelas favoritas y un referente para quien quiere ser escritor.
Es uno de los autores en castellano que más me gustan y, junto a Juan Rulfo, mi maestro personal de escritura. Entre sus libros, el que más me ha gustado, por su argumento, estilo y estructura narrativa es La casa verde. Saludos cordiales