Un disco de alabastro datado entre los años 2.000 y 1.800 a.C. es la joya arqueológica más importante que se conserva de Enheduanna.
Encontrado en la zona más secreta del templo de Nanna, en Ur, junto con otras piezas de joyería, nos trae este nombre de mujer, cuya importancia no solo radica en ser el primer autor/a de nombre conocido en la historia de la literatura, sino que nos revela, en su época, un cambio social, una nueva concepción del arte, entendido ya como obra propia de un autor, la cual debía ser firmada.
En-hedu-Ana es un título y significa “La Alta Sacerdotisa [llamada] Ornamento del Cielo”
‘en’=Alta Sacerdotisa ‘hedu’=Ornamento
‘Ana’=del Cielo
o del dios del Cielo
Así pues, Enheduanna (2.285 a.C. -2.250 a.C) es el poeta más antiguo cuyo nombre se conoce. Escritora acadia y “Suma sacerdotisa” en el Templo de Nannar (‘dios-Luna’). Princesa de la ciudad-estado de Ur, hija del rey Sargón I de Acad (primer gobernante que unió el norte y el sur de Mesopotamia).
Sus obras, de tema religioso, escritos en cuneiforme, conservan su nombre. Himnos al dios Nannar y a la diosa Inanna, Himnos a templos de Summer y Acad…
Entre sus obras destaca La exaltación de Inanna, diosa sumeria de la guerra y del amor, asociada con el planeta Venus, con la Afrodita griega y la Venus romana.
153 versos componen esta Exaltación de la diosa, este canto en primera persona también para contar su pena por el exilio de la ciudad de Ur o pedir la intercesión de Nanna-Sir, dios de la luna.
La mayor parte de la obra de Enheduanna está disponible en el Electronic Text Corpus of Sumerian Literature. El erudito sumerio Samuel Noah Kramer y la poetisa Diane Wolkstein han compilado también gran parte de su obra. Su versión, publicada bajo el título Inanna, la Reina del Cielo y de la Tierra: sus historias e himnos de Sumeria, fue publicado por Harper Perenne en 1983.

Aquí dejamos algunos de sus bellísimos versos:
¡Señora de todos los poderes divinos, luz iridiscente, mujer justa
La exaltación de Inanna. 1.13
vestida de esplendor, amada de An y Urac!
¡Señora del cielo, con grandes joyas en el pecho,
amas el buen tocado de oficio de la sacerdotisa
que con él se apodera de siete de tus poderes divinos!
¡Mi señora, sos el guardián de las grandes esencias!
Elegiste, colgaste los poderes divinos en tu mano.
Los reuniste, los abrochaste en tu seno.
Como un dragón que echa fuego sobre tierra extranjera.
Cuando como Ickur, ruges, no hay vegetación que te pueda hacer frente.
Como un torrente que descendió sobre tierras desconocidas,
poderosa unidad del cielo y el suelo, eres eso Inana.
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