Viriato es una rutilante estrella peninsular que aparece en escena, en la segunda mitad del siglo II a.C., y logró escapar de una carnicería perpetrada por el cónsul Servio Sulpicio Galba contra un grupo de lusitanos que fueron engañados y vilipendiados. Esta hazaña permitió que Viriato, un hábil y sagaz lusitano se pudiera convertir en uno de los mejores militares del momento. Los orígenes del joven lusitano, los desconocemos pero fue, en primer lugar, pomeirós (guardián del ganado). Acto seguido, se le nombró latron (bandolero). Seguidamente, ejerció como militar para finalmente alcanzar, en poco tiempo, el grado de general. Sin embargo, el cursus honorum de Viriato, fue publicado – con algunos matices legendarios y míticos -, por una de las fuentes imperiales: Lucio Anneo Floro. Para completar esta versión existe la de Apiano de Alejandría; un historiador egipcio-romano, que menciona la figura de Viriato, tras la eficaz estratagema del político romano en el 150 a.C. Servio Sulpicio Galba – según afirman las fuentes clásicas -, obligó a los lusitanos a desarmarse a cambio de tierras y convivir en paz gracias a la medida estrella del Derecho romano: deditium in fides. Sin embargo, el acontecimiento comenzó cuando el político y militar romano dividió a los habitantes de esta región, en tres grupos y al comprobar que se fueron desarmando, el cónsul dio la orden de ejecutarlos. De forma complementaria, Apiano de Alejandría alude que Viriato sería de los pocos lusitanos que lograron escapar de ese trágico y macabro episodio; el cual podría considerarse, por el historiador clásico, como uno de los más fatídicos de la Historia romana acaecidos en el territorio peninsular. Por otro lado, las fuentes clásicas apuntan que Viriato ostentó un linaje humilde. Puede que se le atribuya tal origen con el fin de llegar a representar -con un relato tergiversado por las fuentes clásicas-, la fábula bíblica de David (Viriato) contra Goliat (Roma). Asimismo, algunos testimonios convencionales, consideran que el nacimiento de Viriato podría localizarse en las regiones occidentales de Lusitania. No obstante, existe otra teoría, defendida por A. Schulten, quien afirma que Viriato podría haber aparecido, en este contexto histórico-geográfico, en un contacto comercial con el norte de África. Aun así, apenas hay nociones sobre este episodio; cosa que no es objeto de este artículo sino, más bien, contestar a una serie de cuestiones relevantes como ¿quién es realmente Viriato o en qué lugares realiza sus incursiones? Para responder a la primera pregunta habría que afirmar, con las fuentes en la mano, que se trata de un personaje histórico que se ha convertido en una leyenda gracias a la mitificación de sus hazañas contra los romanos. En segundo lugar, Viriato, realizó sus peripecias por las cuencas de los ríos Guadalquivir y Guadiana. Es decir, en la zona pirítica para conseguir sustento alimenticio, armamento, efectivos y, un abundante mineral, la pirita. A continuación, Viriato, durante el ejercicio del cargo militar, diseñó una estrategia para destrozar el ejército romano y capturar, con gran pericia, al general y pretor Cayo Vetilio. Tras esta hazaña, sus más fieles allegados se salvaron de otra terrible masacre. El ganadero, reconvertido en militar -tres años después del episodio de Servio Sulpicio Galba- fue elegido general del ejército lusitano como buen conocedor de la contienda como apuntan Diodoro de Sicilia y Apiano de Alejandría. Viriato -tras publicitar su gesta, sin la ayuda de la difusión periodística, por el resto del territorio peninsular-, aglutinó un ejército variopinto que le siguió en una complicada empresa, que consistía en luchar contra el opresor romano. Para tal hazaña, Viriato aparte de ser considerado un valioso y aguerrido militar, estaba diseñado para pasar grandes temporadas viviendo, con escasez, en las zonas boscosas y montañosas peninsulares; factor que le permitió alcanzar la jefatura con rapidez. Además, para conseguir mantener a su ejército, tuvo que ser equitativo en el reparto del botín. Este acontecimiento le permitió ganarse la confianza de sus compañeros que permitió que se fraguasen las ideas, un tanto descabelladas como las del Robin Hat peninsular, el Rómulo hispano o, incluso, la del rey-estoico.
Viriato, durante su jefatura, tuvo que derrotar nuevamente a Cayo Vitilio, quien le siguió los talones, por la franja pirítica, aunque finalmente, el militar romano, cayó derrotado. No obstante, Viriato, trascurridos dos años, aumentar su botín, destrozando los ejércitos de los cónsules romanos hasta Quinto Fabio Máximo Emiliano, quien consiguió derrotar, con pericia pero momentáneamente, al ejército de Viriato. El jefe lusitano, transcurrido un tiempo tras la derrota ante el cónsul romano, se reorganizó y consiguió vencer a Quinto Fabio Máximo Serviliano – hermano del anterior -, pese a que el cónsul romano arribó a Lusitania con 20.000 efectivos militares, una decena de elefantes y trescientos jinetes libios. Entonces, Viriato, tras este episodio de guerra de desgaste y sin apenas suministros, decidió pactar con Roma. El Senado, vio una buena oportunidad para reorientar su estrategia ante el grave problema que tenía en la Península Ibérica. De esta manera -tras ser ratificada-, el Senado aceptó la tregua y organizó un acto en el que se le nombrase, al jefe lusitano, amicus romanorum. Este pacto, obligó a Roma a reorganizarse y, con la llegada del pretor Quinto Servilio Cepión, consiguió vencer a Viriato con una de las estrategias romanas más antiguas: el engaño realizado ante sus más estrechos colaboradores. En suma, conocer la historia del jefe lusitano es tarea difícil, por la mitificación de las fuentes, pero es posible clarificar algunos aspectos relevantes de su figura y desmentir algunos tópicos históricos e historiográficos, en mi sugerente, trepidante y actualizado libro titulado: Viriato: Historia, historiografía y leyenda de un jefe lusitano.
Fernando Gil González [1]
The Royal Historical Society (London, U.K.)
[1] Doctor en Hª de las Instituciones por la UNED. Profesor universitario. Autor de varias monografías y Académico en The Royal Historical Society (London, UK).
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