La obra escultórica de Viviane Brickmanne no deja nunca indiferente a nadie por su visión poética del espacio. En ella se aprecia claramente su formación clásica, literaria y poética. Desde su primera escultura de carácter figurativo, el concepto de aire y espacio son siempre recurrentes. Lo podemos observar con toda nitidez, no solamente en sus figuras aladas, sino también en sus creaciones de carácter más abstracto, donde siempre priman las líneas ascendentes. También es apreciable en sus esculturas mutantes, que representan a jóvenes estilizados, tratando de escapar de la tierra y emprender el vuelo hacia una libertad inalcanzable, dado que sus alas metálicas o vegetales les mantienen anclados al suelo. Asimismo, la idea de belleza, fragilidad y desintegración es otra de las peculiaridades de esta artista singular de origen Belga.
Imagen y video: Luis Antonio Barajas
Nos confiesa que su estación predilecta es el otoño, pues la naturaleza en descomposición despliega toda su belleza antes de morir; que le gusta la granada, fruto del que se alimentan los pájaros que, después de comer parte de su interior, dejan en el fruto su huella y van creando, sin saberlo, pequeñas y espontáneas esculturas; que el ladrillo, burdo elemento constructivo y arquitectónico, le inspira por su forma rectangular, su sensación de solidez y durabilidad; y que ha visto en el ladrillo y en la granada la posibilidad de establecer un diálogo permanente, a pesar de sus evidentes diferencias. Es que el arte siempre es capaz de interpretar la realidad más allá de lo aparente. Y en este sentido, Viviane ha sabido ver en lo rectangular, potente y duradero el lado masculino de la vida y en lo vegetal, redondo y frágil lo femenino. Dos energías que se complementan, dando lugar a bellas figuras con innumerables interpretaciones.
Por esa sensibilidad tan especial que alberga en lo más hondo de su alma de artista, no pasan desapercibidas para ella las casas destruidas a consecuencia de bombardeos o de fenómenos naturales. Es que su visión poética del espacio le faculta para percibir en las inquietantes ciudades fantasmas una extraña y conmovedora belleza, reflejo de sufrimiento, desesperación, fragilidad y de lo efímero de nuestras vidas.
Brickmanne comenzó su carrera expositiva en el año 2003. Desde entonces, ha participado en diversas muestras de carácter nacional e internacional, tanto de forma colectiva como individual. De todas ellas, podemos destacar:
De carácter colectivo:
- 2013. Nueva York. Las exposiciones colectivas, en AAF.
- Art Santa Fe. Galería Gaudí en Corea del Sur, en AAF
- 2014. Hamburgo
- 2017. Feriarte.
- 2018. SumArte. Ateneo de Madrid.
- 2018. Studio Lisboa de Portugal.
De carácter individual:
- 2008. Zaragoza. Pabellón de Bélgica.
- 2011. Madrid. Galería Atalante.
- 2017. Madrid. Hotel Hesperia.
Además, ha sido galardonada con diferentes premios en reconocimiento a su magistral obra escultórica, entre los que podemos destacar:
- Trofeo para los premios Plus es más, ediciones Bayard.
- Premio Cara al viento de la Cámara de comercio de Bélgica y Luxemburgo en España y foro hispano-neerlandés
- Primer premio Primavera de Escultura, de la Asociación internacional en las artes.
Y sus obras se han publicado en:
- 2000. Revista Plaform Press.
- 2012. Revista “Plus es Más”.
- 2014. Proyecto sobre conservación de escultura contemporánea. Estudio de la escultura Eurídice para la Facultad de Bellas Artes. Universidad Complutense de Madrid.
“El vuelo es la libertad del mundo”, afirmó W. Blake. Y en este mismo sentido, Viviane Brickmanne ha comentado: “El aire, elemento invisible y omnipresente, es el primer tema que he desarrollado a través de mis figuras aladas”.
Viviane Brickmanne, al igual que el poeta, pintor y grabador británico, William Blake, considerado hoy en día como un “artista total”, ha sido capaz de conjugar la poesía con el arte plástico. Como él, ha tenido la visión de percibir estas dos creaciones humanas como medios inseparables de un mismo esfuerzo espiritual unificado.
Y es que, tanto el uno como el otro, animan permanentemente al espectador a buscar dentro de lo cotidiano, lo sorprendente, lo extraordinario y lo mágico, pues para ellos, cada objeto -por muy burdo y prosaico que nos parezca- contiene una realidad oculta y misteriosa, más allá de las apariencias.
José Francisco Adserias Vistué y José Antonio Hernández de la Moya
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