“Mi pena tiene la forma
de un jinete azul sin caballo”
Y galopa sin caballo, a golpe de versos, sin temor ni límites que le impidan mostrar su universo y es que, Juan J. Ramírez, derrocha mucha sensibilidad en todos sus poemas.
“Alfiles de la esperanza” es un canto imperecedero que no desentona, que no fallece, sino que envuelve a la vez que sacude el polvo de la apatía. Un paseo por otras generaciones pasadas, una alabanza a la visión poética de otros tiempos en los que la naturaleza cobraba gran protagonismo.
Retomar viejas fórmulas, apostar por la capa del caballero romántico, el que no dudaba en enfrentarse a duelo por amor o a escalar a la cima de la montaña más abrupta para complacer a su amada. Así se muestra, como un alfil, como un guardián defensor de ese lado romántico y tenebroso de los poetas de antaño, de los Larra, Bécquer o Espronceda, de todos aquellos a los que le perseguía la alargada sombra del romanticismo más dramático y oscuro, el más desalentador, el más drástico…
Entre la realidad y la quimera, “Alfiles de la esperanza” surge como estandarte de la poesía más pura, de la más íntima y mimada, de la que nace del soliloquio más prolifero al que su autor, Juan J. Ramírez, se somete y ejecuta como parte y motor de su existencia.
“Pero con esa luz tardía
entre la bruma de ese río de lava
donde se funden mis dos realidades,
se traslucen los alfiles de la esperanza
que guardan mi corazón”.
Hola estimados lectores de la revista Acalanda,
Soy Juan J. Ramírez, autor del libro “Alfiles de la esperanza” del cual versa este artículo.
Me gustaría dedicarles, por su amor a la poesía, una sorpresa. Por favor, entren en el enlace que adjunto a continuación para verla:
https://youtu.be/w4gxXAxdSUM
Espero que les guste mi humilde regalo,
Saludos