Llevo días que me toman los brazos de Morfeo, y es que la poesía de la hija de la brisa y de la tempestad, me arrastra, hacia el más profundo sueño. Hija, mujer, sirena, ella me seduce hasta las profundidades del océano, sereno o tempestuoso, celestial o borrascoso. Los versos de esta sirena, de cabellos acaracolados cargados de amapolas, se traslucen a través de sus ojos verdes y su alma pura y azucarada, como la de una tetera de porcelana, pero que se hubiera roto en mil pedazos dejando salir a mares su líquido oceánico, y ella, maravillada, se sumergiría en esa salada agua de la mar, ya que todo lo oscuro y profundo, lo divino y lo celestial, le pertenecían…

La reseña de Carlota Josefina Bérad es…como un beso escrito…que habla.
Un agasajo festivo que rinde admiración, estima y pleitesía al natalicio -“Hija de la brisa y la tempestad”- y a su joven y brillante progenitora -Laura Martínez Jimeno-.
Un terciopelo de palabras envuelto en seda de imágenes: tan ajustado y preciso como un latido; tan labrado y valioso como una joya; tan grácil y etéreo como…la propia Carlota.
¡Qué suerte tenerla de hada madrina!.