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¿Por qué es necesario un Museo Cajal? (II), por Alejandro Muñoz López

"El que no coloca los cimientos con anticipación podría colocarlos luego si tiene talento, aun con riesgo de disgustar al arquitecto y de hacer peligrar el edificio."

No se entendería la neurociencia moderna sin los apellidos Ramón y Cajal impresos en ella. Una de las grandes figuras de la ciencia del ayer e innegablemente del ahora que ha servido como fuente de inspiración para numerosos científicos, sin embargo, su figura se encuentra difuminada más allá del ámbito puramente científico y esta es una realidad que urge cambiar. 

Santiago Ramón y Cajal sentó las bases de la neurociencia moderna a través de obras como la <<Doctrina de la Neurona>> y fue admirado internacionalmente por figuras como Albert Von Kölliker. Sus trabajos le fueron reconocidos a través del Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1906 que compartió con Camillo Golgi. Cómo no mencionar su rivalidad con Golgi que al mismo tiempo es una muestra de los valores de Cajal que como bien plasmó en sus memorias se encuadran en la humildad, el sentido crítico, el progreso y el rechazo a la podredumbre intelectual de lo dogmático. 

El legado de Cajal no se resume en los datos experimentales sino también en sus impresionantes ilustraciones artísticas y gran capacidad de plasmar en papel fielmente aquello que sus ojos podían ver a través de los rudimentarios microscopios de la época. 

Resulta motivo de escándalo que mientras la UNESCO en 2017 incluyó los Archivos de Santiago Ramón y Cajal y la Escuela Española de Neurohistología como Patrimonio de la Humanidad, este mismo año haya surgido la propuesta por parte del Ministerio de Ciencia e Innovación el eliminar los nombres de científicos de los premios nacionales de investigación entre los que figuraba Ramón y Cajal. Por fortuna la cordura se impuso y esta medida no fue a mayores. 

Sin embargo, es una muestra de esa suerte de leyenda negra que el pueblo español ha hecho suya y que hay que revertir y esa es nuestra tarea no la de los políticos. Los políticos no son más que la cara visible del pueblo que los eleva a su puesto, pero resulta más conveniente evadir responsabilidades que asumirlas. 

Actualmente nos aconteció una pandemia mundial que ha alterado y recrudecido al mismo tiempo la relación entre la calle y la ciencia poniendo en primera línea a los científicos. Por ello se nos plantea la duda sobre si servirá para estrechar lazos y acercar la ciencia a la gente o si por el cortoplacismo inculcado no cambiará esa brecha presente con anterioridad. 

Son más que razones para que de una vez por todas se intente impulsar un museo que aúne los valores y el legado de Cajal para que pueda ser presenciado por todo el mundo y sirva de orgullo y ejemplo para las nuevas generaciones. Que nos haga saber que debemos estar a la altura de un pasado brillante y forjar un futuro prometedor.

Alejandro Muñoz López


Alejandro Muñoz López

Alejandro Muñoz López es estudiante de Biotecnología y originario de un pueblo de la provincia de Cáceres, Trujillo. ¿Por qué decidí estudiar Biotecnología? La verdad no hay ninguna historia apasionante detrás sino una persona muy inquieta, ambiciosa, que desde pequeño se interesaba por el conocimiento y la ciencia y que cree fervientemente que a través de las ideas, la ilusión y grupos de trabajo sólidos y comprometidos no hay objetivos inalcanzables. Actualmente me interesa la genómica, la terapéutica RNA-based y la vectorización de fármacos entre otras disciplinas. Participé en calidad de alumno en prácticas en la unidad de investigación traslacional TRECARD. Experiencia muy enriquecedora que sin duda me ha aportado aptitudes útiles en el ámbito profesional.

«El que no coloca los cimientos con anticipación podría colocarlos luego si tiene talento, aun con riesgo de disgustar al arquitecto y de hacer peligrar el edificio.»

Nicolás Maquiavelo

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