El poeta vallisoletano, Juan J. Ramírez, cree que el mundo es emocionante si se mira a través de la lírica. ¡Ahí es nada! Sí, porque generalmente, como escribió el gran filósofo y escritor indio Rabindranath Tagore, “Leemos mal el mundo, y luego decimos que nos engaña”.
Juan Jesús Ramírez no es precisamente un mal lector del mundo; más bien al contrario: es un poeta que considera que la función más importante de la poesía es la de elevar la belleza mundana a un estrato sublime y espiritual, por lo que podemos colegir que es de los que lee el mundo con los ojos del alma; de los que considera, de igual modo que el novelista francés, Honoré de Balzac, que la misión de cualquier arte no es copiar la naturaleza sino comprenderla y expresarla. Y, así, por ejemplo, ha escrito bellamente que “Los parques centrales de las ciudades no sólo son un pulmón verde que oxigena los nódulos urbanos, sino también son los emisores de esas frecuencias sensibles para nuestro yo naturalista, que tiene más puntos en común con un jazmín o una ardilla que con un semáforo o un celular”.

Para aquellos que creen que el mundo es muy grande y complejo de entender, Juan J. Ramírez les seduce —poéticamente hablando— diciéndoles que el pensamiento científico no dista mucho del poético. Quizás no ande desencaminado pues, si mal no recuerdo, Friedrich Nietzsche llegó a afirmar que “El mundo real es mucho más pequeño que el mundo de la imaginación”; y en este mismo sentido, Einstein, que “La imaginación es más importante que el conocimiento, ya que el conocimiento es limitado y la imaginación circunda por el mundo”.
El acto asociativo entre lo pragmático y lo ilusorio -ha escrito Juan J. Ramírez- es el motor que ha movido el progreso de la Humanidad. El lenguaje lírico, en este sentido, posee un gran poder de evocación. Con sus metáforas -según Ramírez-, logra provocar en el lector imágenes y atributos referidos a cualquier aspecto del mundo; un mundo cambiante e inestable, material y tangible que, aunque nos parece real al ser percibido por nuestros sentidos, no es más que una sombra o reflejo de otro mundo -el verdaderamente real-: el de “las ideas” o el que aloja “las esencias”.

Por ello, Juan J. Ramírez, nos exhorta a que no nos dejemos llevar por el mundo de las apariencias -creación de nuestros burdos sentidos- ya que, si queremos interpretarlo bien, hemos de contemplarlo con los ojos del alma; los que hacen que la lectura y los parques tengan un idilio eterno, indiferente a la inmediatez de nuestras vidas; los que les convierten en dos amantes fusionados en un escenario perfecto; y es que, nuestros pensamientos, sentimientos y emociones brotan naturalmente al contemplar con los ojos del alma a un ser vivo perteneciente a nuestra madre Naturaleza:
El tiempo se hizo manso
Del libro ALFILES DE LA ESPERANZA (Juan J. Ramírez, LC Ediciones)
entre árboles grises y un arrollo dorado.
El viento tornó dulce las hiedras y el clavo,
voló un nenúfar de savia fresca y tenue tallo.
Un brote de luz surgió ante el cielo,
tímido como ondas temblorosas de un espejo.
En su reflexión “En ecos de suave esperanza”, ha escrito que “El primer género que existió en la literatura, entendida ésta como un arte del entretenimiento, fue la poesía; pero a pesar de lo que inicialmente podamos pensar, no nació para ser disfrutada escrita, sino hablada o mejor dicho recitada”. La RAE la define como una manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa; y el poeta granadino, Federico García Lorca, que la “Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio”. El misterio de la vida -aclaro yo- descifrado por la poesía.

Juan Jesús Ramírez (Valladolid, 1980) se considera un poeta romántico. Cree que el
movimiento romántico del siglo XIX, surgido como reacción contra la Ilustración y el Neoplatonismo, confiriendo prioridad a los sentimientos, encaja muy bien en su manera de ver y estar en el mundo. Confiesa una admiración muy especial hacia los poetas como el propio Lorca, Dámaso Alonso y José Zorrilla; también por los novelistas Mary Shelley, Juan Marsé y Miguel Delibes.
Mensaje sonoro del poeta Juan J. Ramírez para los lectores de ACALANDA:
0 comments on “Juan J. Ramírez: El poeta romántico”