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Vidas en el margen. Por Manuel Lara

Cuando está a punto de ver la luz la última novela del escritor extremeño Carlos de Tomás, el escritor barcelonés Manuel Lara Herbón desbroza Vidas en el margen su anterior obra.

Al comenzar a leer Vidas en el margen por primera vez, tuve la sensación de estar ante un plato exótico: No sabía cuál era el modo apropiado de comerlo. Y es que nada más iniciar la lectura de éste libro, el lector comprobará que su planteamiento no es usual: tiene fragmentos sueltos y en apariencia incompletos de un, por el momento, sacerdote que no deja de alabar a un tal Frank, lo que despista un poco al principio. A medida que se avanza entre las páginas, se acaba viendo la extraña y novedosa estructura que sigue, acostumbrándote a ella de tal forma que no concebirías dicha historia de otro modo. Y es que el relato de Carlos de Tomás trata de emular al manuscrito de un sacerdote jubilado que intenta poner en orden una especie de biografía. Ese efecto llega a ser tan palpable que uno llega a dudar de la ficción planteándose si no será realmente un conjunto de notas amontonadas por un párroco que trata de comunicarse con los lectores pese a su edad y medios. Una vez hecho a la estructura, la historia avanza sencilla y honesta, sin grandes pretensiones, cosa que se agradece. No hace falta ninguna trama especial, ni ningún elemento espectacular, la honradez de la historia hace interesante los retales de la vida de esa gente sencilla de esa España profunda tan olvidada como abundante, sin tabúes ni ningún absurdo intento de ocultar lo que son. Al principio reconozco que tomé cierta manía al personaje principal de la historia, ese tal Frank, probablemente por los excesivos halagos del sacerdote a un personaje que ni conocía ni parecía tener méritos para desearle conocer. Sin embargo, no sé cómo ni en qué momento, llegué a tomarle cariño al tal Frank, y es que los personajes, pese a todo, acaban siendo entrañables.

vidas-en-el-margen-600Si algo debo destacar de la novela como aquello que más me ha impactado son los golpes de efecto. En muchas películas y novelas es fácil ir por delante del tópico que se nos vende y prever sin mucho esfuerzo lo que sucederá a continuación, pero en Vidas en el margen hay momentos de sorpresa repentina, que cortan completamente con la lectura añadiendo un punto de tensión y de sorpresa al lector, cosa desgraciadamente inhabitual. De todas formas tengo que admitir que se me vendió esta novela como una crítica social, cosa que no he sabido ver, al menos no en la intensidad que me gustaría. Sí que muestra con crudeza una realidad oculta en pleno siglo XXI, la de esa España caduca y permanente, que permanece podrida avergonzando al concepto mismo de la humanidad, pero desgraciadamente como en tantas otras ocasiones, la realidad supera con creces la ficción, por lo que esperaba un poco más de caña. Quizás, por experiencias propias, he tenido que lidiar demasiadas veces con ese sector de la población como para sobrecogerme con lo que la novela nos presenta, pero estoy convencido que muchos lectores agradecerán poderlo ver a través de la literatura, tan centrada a veces en personajes y lugares exóticamente mitificados que no recuerdan a toda esa masa de olvidados que tanto juego dan.

La novela de Carlos de Tomás consigue tocar algo en el interior del lector. No me refiero a que sea una novela que vaya a causar un gran impacto vital, un antes y un después…. todo lo contrario, se introduce sutilmente en el interior del lector de tal forma que acabas asumiéndola como parte de ti, hasta tal punto que llegas a recordarla cuando la vida te da oportunidades para ello. He visto en muchos lugares un bar que bien podría llamarse Pasadena y ser el de la novela, gente que bien podría ser vecina de Frank o ancianos que bien podrían hallarse en una situación muy similar a la del párroco. Dicho de otra manera, el autor ha logrado contactar con unas figuras del inconsciente colectivo que parecemos empeñados en olvidar tirando encima capas y capas de lo que creemos que es el progreso, pero no por ignorarlas van a dejar de existir. Es bueno poder reconocer a esos fantasmas que se hayan en nuestro interior, ya que eso es lo que es realmente el ser humano, desnudo, sin hipocresías ni tapujos, el ser humano en crudo bajo unas condiciones, situaciones y lugares concretos. Esta obra consigue mostrar a unos monstruos de una forma tan transparente que por muchas barbaridades que acometan, el lector acabará entendiéndoles y apiadándose de ellos, sintiendo pena por lo que son pero a la vez comprendiéndoles. En Vidas en el margen, más que una crítica, veo un ejercicio como espiritual necesario para entendernos mejor como seres humanos y recordar lo que hay detrás de nuestras máscaras de civilización y buen rollo. Por mucho que evolucionemos, la avaricia, el temor, las creencias, la desesperación, la necesidad del amor, la necesidad de ser escuchado,… están dentro de nuestro ADN, y va bien que de vez en cuando nos lo recuerden. Esta novela, sin duda, como el buen plato exótico que es, deja un regusto agradable aunque amargo en el lector, recordándose entre susurros a medida que pasa el tiempo y sentando muy bien al cuerpo que la degusta.

Manuel Lara Herbón (escritor)

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