Muere José Manuel Caballero Bonald, XIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
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Muere José Manuel Caballero Bonald, XIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana

Yo no sabría escribir ni vivir, si estuviera seguro de todo. José Manuel Caballero Bonald

El mundo de las letras está de luto por la pérdida de un poeta que entre sus muchos méritos se le concedió el XIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

Muere José Manuel Caballero Bonald, XIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
José Manuel Caballero Bonald, XIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana

BIOGRAFÍA DE JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD

​Jerez de la Frontera, 1926

Muere José Manuel Caballero Bonald, XIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
José Manuel Caballero Bonald, XIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana

José Manuel Caballero Bonald estuvo vinculado en sus orígenes literarios a grupos poéticos gaditanos y, más ampliamente, andaluces; su primer libro fue Las adivinaciones (1952; accésit del Premio Adonais), al que siguieron Memorias de poco tiempo (1954), Anteo (1956) y Las horas muertas (1959; Premio Boscán y de la Crítica). Desde aquellos primeros títulos se aprecia en su poética la aleación entre testimonialismo social, contiguo en ciertos rasgos temáticos al realismo dialéctico, y rememoración temporalista, que lo acerca a la poesía elegíaca de larga tradición, aunque sin dejarse absorber por la habitual melancolía retrospectiva y sin renunciar a la impronta crítica. Todo ello se canaliza en un lenguaje exigente, que nunca cede a las facilidades de la literatura como documento, propaganda o proclama, ni a una moral revolucionaria prescriptiva. Así, supo salir airoso de su aportación más evidente a la lírica comprometida (Pliegos de cordel, 1963), en un momento de decadencia de la poesía social, en que sus compañeros cercanos al socialrealismo se apartaban de dicha estética, en pos de caminos más personalizados. Su primera plenitud como poeta la consiguió en Descrédito del héroe (1977; Premio de la Crítica), al que siguieron las espléndidas estampas en prosa de Laberinto de Fortuna (1984). Tras largos años de silencio poético, volvió por sus fueros en Diario de Argónida (1997), que presentaba sucintamente la historia de un hombre a través del filtro de la memoria, bajo la cúpula del paraíso que para el poeta supone el Coto de Doñana. En la línea del anterior, Manual de infractores (2005) es un tratado sobre la insurgencia frente a la iniquidad y la injusticia, donde el autor pasa revista a los grandes temas de su universo lírico. Todo ello le ha hecho acreedor a diversos premios, entre los que destaca, además del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2004) y de los ya citados, el Nacional de Poesía, Nacional de las Letras Españolas e Internacional de Poesía Ciudad de Granada-Federico García Lorca. (Síntesis a partir de un texto de Ángel L. Prieto de Paula).

Su obra en el PREMIO REINA SOFÍA DE POESíA IBEROAMERICANA

Al igual que para otros compañeros de la generación o promoción de los 50, la poesía es un modo de conocimiento y salvación personal. ‘El acto de escribir supone para mi -escribió en 1968- un trabajo de aproximación crítica al conocimiento de la realidad y también una forma de resistencia frente al medio que me condiciona‘. El principal recurso utilizado por el poeta es la búsqueda de la palabra adecuada, lo que avala su insaciable indagación en el lenguaje.

Esta selección antológica realizada por el propio autor y su esposa se completa con un estudio de su vida y obra a cargo de Luis García Jambrina.

SUS POEMAS

MESTIZAJE

Es utensilio extraño la memoria.
Evoco ahora lo que no he vivido:
una estirpe de nombres lentamente criollos
resonando en las ramas prenatales.
Esa es la abuela Obdulia y ese es mi padre
y esa es la casa familiar de Camagüey,
adonde yo llegué una tarde crédula
en busca de un ramal de mi autobiografía
y sólo hallé la cerrazón, el vestigio remoto
de un apellido apenas registrado
en las municipales actas de la infidelidad.
También yo estoy allí, huelo a melaza
rancia y a sudor de machetes,

oigo las pulsaciones grasientas del trapiche,
los encrespados filos de la zafra,
siento la floración de un mestizaje
que a mí también me alía con mi propio decoro.
Cuánto pasado hay
en esa omnipresente estampa familiar.
Mientras más envejezco más me queda de vida.

SOLÍCITO EL SILENCIO SE DESLIZA…

Solícito el silencio se desliza por la mesa nocturna, 
rebasa el irrisorio
contenido del vaso. 
No beberé ya más hasta tan tarde: 
otra vez soy el tiempo que me queda. 
Detrás de la penumbra 
yace un cuerpo desnudo 
y hay un chorro de música hedionda dilatando 
las burbujas del vidrio. 
Tan distante como mi juventud,
pernocta entre los muebles el amorfo, 
el tenaz y oxidado material del deseo. 
Qué aviso más penúltimo amagando en las puertas, 
los grifos, las cortinas. 
Qué terror de repente de los timbres. 
La botella vacía se parece a mi alma.

Dime si me comprendes,

si amarte no merezco

José Manuel Caballero Bonald

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