“No empezó bien la Feria del Libro de Madrid y ha acabado peor. Primero fue la retirada de una treintena de librerías de la periferia madrileña al coincidirles las fechas con la campaña del libro escolar; después fue la polémica con los escritores colombianos, ya que muchos de ellos, contrarios al actual Gobierno del país, no fueron invitados; el primer fin de semana quedó claro que las colas -por las restricciones de aforo- y el aluvión por las firmas de los bestsellers (y youtubers e influencers) en un recinto cerrado iban a causar problemas; y el remate final han sido las palabras de Manuel Gil, director de la Feria, en eldiario.es, en las que señalaba que la colocación de las editoriales más pequeñas en las casetas de la isleta central -creada por primera vez en esta edición- había sido “una decisión estudiada” y no por sorteo. Los hechos: en la isleta se ha vendido más de un 40% menos que en el resto. El resultado: un cabreo monumental de estos pequeños editores que, en algunos casos, plantean ya la dimisión de la organización.”
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Ya es suficientemente difícil para algunos valientes (pequeños editores/editoriales, autores y lectores hambrientos de descubrimientos y originalidades) crear, encontrar, difundir, fomentar y defender la Cultura (la auténtica; la que, como tesoro, permanece enterrada y por descubrir; la de los desconocidos o menos conocidos y reconocidos) …y no morir en el intento. Para que, desde cierta oficialidad taimada, hipócrita y tramposa, reciban el “premio” de maltrato, la discriminación, la ocultación o el menosprecio.
No deben tolerarse este tipo de vergonzosos “mangoneos” por parte de nadie, sea Director de Feria de Libros, sea quien sea. Por eso es el momento para hacer ruido, denunciar y tomar medidas para que no vuelvan repetirse.
La dignidad, si se arranca o pierde, no vuelve. Cuando el mercado (manipulado de la Feria de libros) entierra la dignidad, la única libertad que queda es la ilimitada de comerciar. Por eso, hay que pararse. La Cultura que defienden y propugnan esos valientes que indico es distinta. Está por encima del mero comercio. Es “digna”, humana, justa, asequible y necesaria.