El adalid de los derechos de la mujer
Acalanda TV Autores Derecho Editorial Amarante Educación El espíritu de la Transición Ensayo y Biografía Historia José Antonio Hernández de la Moya José Francisco Adserias Vistué Lee con Amarante Libros Literatura Magazine Mujeres extraordinarias Opinión Recomendación Redactores Relatos Breves Reseñas Salamanca Salamanca Books

EL ESPÍRITU DE LA TRANSICIÓN: El adalid de los derechos de la mujer

España se constituye en un Estado Social y Democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

El pedagogo e historiador francés, Pierre Fredy de Coubertin, más conocido como el barón de Coubertín, nos dejó dicho que “No estamos en este mundo para vivir nuestra vida, sino la de los otros. Las mayores alegrías, por otra parte, no son las que nosotros mismos gozamos, sino las que procuramos a los demás.” Logró su gran sueño de unir en una gran competición a todos los deportistas del mundo -bajo el signo de la unión y la hermandad-, un 26 de junio del año 1894 en el Congreso Internacional de Educación Física celebrado en la Sorbona de París, basamento para la creación de los Juegos Olímpicos modernos.

EL SUFRAGIO FEMENINO EN ESPAÑA

Mi conversadora, Carmen Quintanilla Barba, con este mismo espíritu de servicio a los demás del barón de Coubertin, logró también su gran sueño de contribuir activamente a la germinación del movimiento asociativo femenino para la defensa de los derechos de la mujer en España. Con este elevado propósito impulsó en el año 1981, junto con otras mujeres emblemáticas de la talla de Concha Tolosa o Charo Tapia, la creación de la Asociación Democrática de Mujeres Manchegas. Esta asociación fue precursora del Centro Asesor de la Mujer y la Casa de la Acogida de Ciudad Real, y está considerada como uno de los primeros movimientos sociales para la defensa de los derechos humanos e igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres. Convocó exitosamente –sin partidos políticos ni sindicatos- la primera manifestación de mujeres en Ciudad Real el 8 de marzo de 1981, con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Luego, un año después, fruto de su gran compromiso con las mujeres y el mundo rural fundó la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (AFAMMER) con el fin de hacer visible la situación de las mujeres en los pueblos de España; una iniciativa que hoy, cuarenta años después, ha servido para trasladar eficazmente, con voz y voto, los derechos de las mujeres procedentes del medio rural, en innumerables organismos nacionales e internacionales.

Constitución de AFAMMER en 1982
Constitución de AFAMMER en 1982

Convinimos previamente que el punto de encuentro para iniciar nuestra conversación en torno a la Transición política española y el espíritu que lo conformó fuera a la entrada de la Sede Regional de la ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles), ubicada en Toledo, a las dos de la tarde del martes 25 de octubre del presente año. Tras los saludos de rigor, me comenta que se ha desplazado desde Ciudad Real para mantener un foro de debate sobre mujeres con discapacidad encuadrado en el Acuerdo de AFAMMER con el Programa INSERTA EMPLEO, de la Fundación ONCE. Durante la caminata que mantenemos desde este punto de encuentro hasta un restaurante de la zona para almorzar me explica -con su inherente y admirable entusiasmo de siempre- que decidieron firmar este Convenio porque el empleo es sinónimo de igualdad, justicia e independencia económica. Después, me aclara que la mujer discapacitada del ámbito rural padece una triple discriminación: la de ser mujer, la de estar discapacitada y la de vivir en el medio rural; y que en este foro de debate ha tenido que explicar -en su calidad de presidenta de AFAMMER- lo que vienen haciendo para contrarrestar estas inercias que inciden especialmente en las mujeres que sufren la lacra de la violencia de género, y la desigualdad por padecer alguna incapacidad física e intelectual.

La historia del 8M, Día Internacional de la Mujer

-Yo creo que lo que he hecho durante toda mi vida -me comenta de un modo reflexivo, al elogiar su intervención en este foro de debate en la ONCE- es servir a los demás. En este sentido coincido plenamente con la afirmación del activista estadounidense por los derechos civiles, Martin Luther King, que “La pregunta más persistente y urgente de la vida es: ¿Qué estás haciendo por los demás?”

Cuando me convertí en Funcionaria del Cuerpo Técnico del Estado, muy joven, por cierto -me sigue comentando- mi abuelo materno que, por circunstancias de la vida tuvo que ejercer también de padre, me aconsejó siempre que me pusiera delante de la mesa, y no detrás de la misma, para que pudiera interiorizar profundamente que cada una de las personas que venían a verme traían un problema que yo tenía que resolverles. Y así lo hice. Al poco tiempo, con este mismo espíritu de servicio hacia los demás, me afilié a la UCD. En aquella época, cuando contemplaba sus característicos colores identificativos naranja y verde sentía que este partido de centro derecha me estaba diciendo: Carmen, tú, aquí, puedes servir también; a través de este proyecto político podrás hacer muchas cosas por la gente.

Reunión de UCD en Ciudad Real

Así que, con 24 años y mi vida resuelta profesionalmente hablando inicié, por encargo de Adolfo Suárez, presidente del Gobierno y de la UCD, y de la mano de Blas Camacho Zancada, abogado de Ciudad Real y diputado nacional de la Legislatura Constituyente y después de la I, III y IV, y de la de Alejandro Valdueza -diputado de UCD por Toledo-, mi andadura política como presidenta de las juventudes de UCD.

¿Qué hice? Pues, sencillamente tomar “carretera y manta”, recorriendo todos los pueblos de la provincia para hacer llegar a los jóvenes la buena nueva: ¡Que existía un maravilloso proyecto de libertad para España!

-¿Y qué les contabas?

-Les contaba que en esos momentos se estaba debatiendo una Constitución; que sería la Constitución de todos; que consistía en un acuerdo basado en el consenso, por el que unos y otros estaban dispuestos a renunciar e imponer las ideas que les dividían, dirigiendo su mirada hacia un horizonte de futuro compartido mayoritariamente.

Cronología de la Constitución Española

Con este espíritu de servicio y entusiasmo por el brillante futuro que aguardaba a España y a todos los españoles, estuve militando en UCD hasta el mismo día de su disolución: El 18 de febrero de 1983. Yo, por entonces, tenía 28 años. Recuerdo que aquel hecho me generó una enorme tristeza. ¿Y ahora qué, me dije?

Anuncio Electoral de la Unión de Centro Democrático (UCD) 1977

¿Cómo recuerdas ese hecho histórico hoy?

-Hoy recuerdo con absoluta nitidez -porque yo estuve allí- ese momento dramático en que nuestro presidente nacional de la UCD, Landelino Lavilla, compareció en el Hotel Princesa ante la prensa, con el ánimo totalmente abatido, imagen de completa derrota, agotado y con un visible temblor en las manos para anunciar la disolución de nuestro partido.

Cronología: así se elaboró la Constitución de 1978

Sabíamos que se había entregado con vigor, entusiasmo y capacidad de trabajo a la titánica tarea de servir de la mejor manera posible a la incipiente democracia española; que era en ese momento la imagen final de un gran proyecto político que había liderado nuestra Transición política, entrando en descomposición tras la dimisión de Adolfo Suárez, un frío 29 de enero de 1981.

– ¿Y por qué crees que fracasó este proyecto político?

-Por egoísmos.

–La raíz de todos los males -apostillé-

-Sí. Este fue el gran mal que, a mi juicio, derrumbó un edificio político constituido formalmente como coalición el 3 de mayo de 1977, bajo el nombre de Unión de Centro Democrático (UCD). Por cierto, ese mismo día Adolfo Suárez anunció su candidatura a la presidencia del Gobierno como independiente dentro de sus listas. Se trataba de una agrupación de diferentes sensibilidades políticas (demócratas-cristianos, liberales, socialdemócratas y regionalistas.) y con personalidades de la talla de Pio Cabanillas, Fernando Álvarez de Miranda, Francisco Fernández Ordóñez, Joaquín Garrigues, Ignacio Camuñas, Enrique Sánchez de León, Leopoldo Calvo Sotelo y, por supuesto, Adolfo Suárez.

Una vez acomodados en la mesa del comedor del restaurante y solicitada la comanda -frugal, siguiendo el proverbio popular de “más suelas y menos cazuelas”- le formulé la pregunta que ella misma se había hecho aquel triste 18 de febrero de 1983, tras conocer que su gran familia política de la UCD quedaba disuelta:

-¿Y ahora qué? ¿Y ahora qué, Carmen?

– Pues… ¡Empezar de nuevo! ¡Empezar de nuevo, José Antonio! Y lo hice con fe ya que, como afirmó Martín Luther King, la fe consiste en dar un primer paso, aunque no seamos capaces de ver toda la escalera completa. Aunque te parezca curioso me inspiré –desde la independencia, claro- en el PSOE, vencedor indiscutible de las elecciones del 28 de octubre de 1982, y que en ese momento empezaba a crear un movimiento asociativo afín.

-Unas elecciones históricas en las que el PSOE obtuvo más de diez millones de votos.

-Sí, efectivamente. Estas elecciones, por cierto, fueron anticipadas seis meses. Técnicamente tendrían que haberse celebrado el 30 de abril de 1983, pero el presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo, al constatar que no era posible aprobar en el Consejo de Ministros el anteproyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado, además de comprobar las dificultades para respaldar en el Parlamento los Estatutos de Autonomía en tramitación, tomó la decisión de disolver el Parlamento y convocar elecciones generales anticipadas.

-A tu juicio, la disolución de UCD fue uno de tantos efectos negativos del egoísmo, la raíz de todos los males. ¿Pero de qué manera?

Hace 30 años Adolfo Suárez dejaba la Unión de Centro Democrático

-Como sabes, la unión hace la fuerza, mientras que la desunión la debilita. La UCD se derrumbó por las clamorosas luchas intestinas. En aquellos momentos tuvimos que lidiar con una fuerte oposición, una enorme crisis económica y el brutal azote del terrorismo. El PSOE, consciente de la gran debilidad del Gobierno y la falta de apoyos, presentó una moción de censura defendida por Alfonso Guerra entre el 28 y 30 de mayo de 1980. Es verdad que no prosperó, pero consiguió catapultar a Felipe González como líder indiscutible de la izquierda.

Adolfo Suárez: Programa Parlamento TVE. Moción de censura. 1980

 Así que, como los diadocos generales de Alejandro Magno que, tras su muerte se repartieron sus conquistas y su Imperio, los prebostes de nuestro partido tuvieron que abandonar el barco; un barco que se iba hundiendo a cada momento: con las divergencias por la Reforma Fiscal y Financiera, los disensos sobre la Ley del Divorcio, la derrota en las elecciones municipales y autonómicas de 1979, la dimisión de Adolfo Suárez, el golpe de Estado del 23F…

FELIPE GONZALEZ (PSOE) – Moción de censura a ADOLFO SUÁREZ (1980)

Mientras escuchaba atentamente sus reflexiones sobre las causas de la caída de la UCD observaba en mi conversadora un sentimiento de enorme tristeza. Es que aquellos convulsos y vertiginosos momentos históricos supusieron para ella –como para una gran mayoría de españoles- un mal trago. Así que, con el fin de no seguir ahondando en esta profunda herida, cambié de tercio, retomando su afirmación de que se había inspirado desde la absoluta independencia en el PSOE para volver a renacer de sus cenizas políticamente hablando como el Ave Fénix, icono de la resiliencia.

Hace 30 años Adolfo Suárez dejaba la Unión de Centro Democrático

-Sí. Me inspiré en el PSOE por su capacidad para saber vertebrar a la sociedad muy bien a través de asociaciones de todo tipo: vecinales, culturales, feministas…También bebí del manantial intelectual de la obra de Ortega y Gasset, “La España invertebrada”, donde analiza la crisis social y política de su tiempo. Una “España invertebrada”, aquejada por ciertos males, ordenados por su gravedad en tres zonas o extractos. El primero, los errores o abusos políticos; el segundo, “los particularismos” políticos y sociales; y el tercero, la envida a los mejores, grabado profundamente en el alma nacional.

Así que, con este sustrato filosófico y político pensé en que, desde el centro derecha, había que promover “La España vertebrada”, cayendo en la cuenta de que nadie había pensado hasta ese momento en las mujeres rurales. Este es el momento –me dije– de crear una gran asociación que dé voz a las mujeres rurales de todos los pueblos de España. De este modo di mi primer paso con fe sin ver la escalera completa, creando la primera organización no gubernamental desde el altruismo, el voluntariado social y la gratuidad.

-Un buen ejemplo de servicio a los demás.

-Pues sí. Fundé AFAMMER para que las mujeres rurales tuvieran voz y voto en España y en el mundo, y de este modo romper todos sus estigmas. Una iniciativa que pude compaginar con mi trabajo de funcionaria y después como diputada nacional. Así que nuevamente, todas las tardes, con mi coche “dos caballos”, un bocadillo, una Coca-Cola y una sonrisa y mi peculiar entusiasmo, iba proclamando la buena nueva de pueblo en pueblo con un claro mensaje: “Nosotras, las mujeres rurales, tenemos que construir nuestra propia historia”.

 Yo por esa época tenía un niño de tres años; pero esta circunstancia no suponía para mí ningún obstáculo insalvable al estar convencida de que mi más elevado propósito vital era servir a los demás por medio de una gran asociación para la defensa de la mujer rural.

-Un gran sueño que has logrado plenamente –comenté-

-Sí, así lo creo, con la ayuda de Dios, de las mujeres y de los hombres, pues en este noble empeño no he estado sola. Hoy, efectivamente, mi gran sueño se ha hecho realidad presidiendo AFAMMER, una gran asociación que aglutina a más de 195.000 mujeres del medio rural en España, y que en el año 2009 se convirtió en la Confederación Nacional de Federaciones y Asociaciones de Familias y Mujeres del Medio Rural.

Algo por lo que debes sentirte muy orgullosa.

-Sí, lo estoy. Sobre todo, por sentir que tengo el respeto y el cariño de las mujeres que conforman nuestra preciosa organización.

-Además de este importante logro, has llegado a ser diputada nacional y senadora. ¿Cómo fue tu “reentré” en la alta política nacional?

-Pues a través de José María Aznar y la refundación del Partido Popular. Verás. Fraga Iribarne, con la intención de integrar a los liberales y democristianos toma la decisión -con el corazón sangrante, según él mismo comentó- de hacer una refundación de Alianza Popular. Formalmente se produjo durante el XI Congreso del partido, conocido como Congreso de la Refundación, celebrado el 20 de enero de 1989. Antes, como recordarás, se hizo un intento de renovación -que no cuajó- con Antonio Hernández Mancha.

-Tengo entendido que José María Aznar no era inicialmente la persona en la que Fraga había pensado para sucederle.

-Sí, esto es verdad. Él había pensado primero en Marcelino Oreja, y después en Isabel Tocino; pero, disuadido por Juan José Lucas, Álvarez Cascos, Rodrigo Rato y Federico Trillo en una reunión celebrada en el mes de agosto de ese año, opta por José María Aznar, por entonces Presidente de Castilla y León.

-Un José María Aznar que tiene que pasar su primer examen ante Felipe González en las elecciones generales del domingo 29 de octubre de ese mismo año.

José María Aznar, presidente del PP en el congreso de Sevilla (1990)

-Sí. Así fue. Por cierto, unas elecciones adelantadas nueve meses, ya que se tenían que haber celebrado en julio del año siguiente. Al respecto se ha venido especulando con la idea de que Felipe González las adelantó intencionadamente para pillar por sorpresa a una oposición en la que todavía no se había consolidado el liderazgo de José María Aznar.

-Aun así, Aznar consiguió en aquellas elecciones dos diputados más que Fraga.

-Pues sí. Ciertamente, Aznar aprobó aquel examen dignamente. Luego, su figura se fue acrecentando tras el Primer Congreso del Partido Popular celebrado en Sevilla el 31 de marzo de 1990 donde Fraga cedió el testigo a Aznar.

José María Aznar

-Yo de aquel momento -un momento que, por cierto, ha quedado grabado en el imaginario colectivo de la mayoría de los españoles- recuerdo la carta de dimisión que Aznar envió a Fraga, como muestra de que renunciaría cuando el partido lo estimara conveniente. Y, por supuesto, es inolvidable también el momento en el que Fraga rompe esa carta de dimisión públicamente y pronuncia lo de “aquí no hay ni tutelas, ni tutías”.

Jose Maria Aznar y Fraga rompe carta de dimisión

-Efectivamente, aquel Primer Congreso supuso el nacimiento de José María Aznar como líder del centro derecha en España, una figura que fue progresivamente consolidándose hasta alcanzar la presidencia del Gobierno, tras las elecciones generales de 1996. No quiero pasar por alto un detalle de este Congreso, muy significativo para mí. Me refiero a su lema: Centrados con la libertad.

-¿Por qué? ¿Por qué es significativo para ti este lema, Carmen? -pregunté intrigado.

El centro y la libertad son dos palabras que resonaban y siguen resonando completamente dentro de mi corazón. Me he sentido y me sigo sintiendo plenamente identificada con los postulados políticos del centrismo, donde se valoran las posiciones consensuadas, es decir, el tratar de combinar lo mejor de la derecha y la izquierda para ofrecer a la sociedad propuestas lo más equilibradas y justas posibles.

-¿Y con respecto a la libertad, uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos, según don Quijote?

-La libertad, como sabes José Antonio, tiene múltiples significados, y sobre ella podríamos hablar largo y tendido. En un sentido político yo la he visto siempre como esa fuerza capaz de remover todos los obstáculos que impidan la realización de una persona y su felicidad. Así que, con estos principios basados en el centrismo y la libertad, retomé de nuevo mi vida política donde me vuelvo a encontrar con hombres que yo admiraba, de la talla de Blas Camacho, Luis de Grandes, Rafael Arias Salgado y Javier Rupérez.

¿Y mujeres?

-En aquel momento las mujeres seguíamos estando en política tan solo para ayudar, pero no para participar. Entonces se podían contar con los dedos de las manos las mujeres con cierta relevancia que habían conseguido ser elegidas como alcaldesas, concejalas, diputadas o senadoras. Te doy un dato estremecedor: Durante los casi dos siglos de parlamentarismo en España, comprendidos entre las Cortes de Cádiz y los dos primeros años de la Transición, sólo 40 mujeres lograron sentarse en un escaño en el Parlamento. Lo consiguieron, por ejemplo, Victoria Kent, Margarita Nelken y Clara Campoamor – las tres primeras diputadas democráticamente electas de la historia de nuestro país- en 1931, durante la primera legislatura de la II República. Y ello con un gran esfuerzo -con voz, pero sin voto- tras una carrera exitosa en el campo de la cultura, e impulsadas por una vocación de fomentar el rol de la mujer en la esfera pública.

-Sí, es verdad, se podría decir, utilizando una histórica frase del primer ministro inglés, Winston Churchill, que la incorporación de la mujer al parlamentarismo en España lo fue a base de “sangre, sudor y lágrimas”.

-Sí, lamentablemente. En las primeras elecciones democráticas celebradas el 15 de junio de 1977 se presentaron en España 750 mujeres como candidatas de los distintos partidos políticos, pero solamente fueron elegidas 27 diputadas y senadoras. Por eso yo las he nombrado “Las Madres de la Constitución”, por haber participado activamente durante esta Legislatura Constituyente.

-¿Algún nombre que te gustaría destacar especialmente dentro de estas “Madres de la Constitución”?

-Sí. Deseo destacar especialmente la figura de Teresa Revilla, diputada por UCD. Fue la única mujer de la Comisión Constitucional, compuesta por 39 miembros. A ella le correspondió el privilegio y el honor de defender el importantísimo artículo 14 de nuestra Constitución, que quedó redactado definitivamente de este modo: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. En fin, un paso de gigante para que las mujeres tuviéramos plenitud de derechos; un gran logro al que contribuyó decididamente esta gran mujer, que permanece injustamente en el olvido.

-Sí, es verdad.

-Por ello, visionando la película “Las Constituyentes”, de la directora Oliva Acosta, siendo yo presidenta de la Comisión de Igualdad en la legislatura en el periodo 2011 al 2015, quise que, a todas estas mujeres, llamadas por mí “Madres de la Constitución” se les rindiera un justo homenaje en el Congreso de los Diputados, en sede parlamentaria. Resultó todo un éxito, en el que participaron sin fisuras todos los diputados que en ese momento conformaban el arco parlamentario.

-Debo reconocerte, Carmen, que es la primera vez que oigo hablar de la existencia de unas “Madres de la Constitución”. En nuestro imaginario colectivo están siempre los nombres de “Los Padres de la Constitución” (Gabriel Cisneros Laborda; Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón; José Pedro Pérez-Llorca Rodrigo; Gregorio Peces-Barba Martínez; Jordi Solé Tura; Manuel Fraga Iribarne y Miquel Roca i Junyent), todos hombres, por cierto. Pero. ¿De Madres?

-Pues, sí las hubo. ¡Claro que las hubo! Todas ellas tuvieron una labor encomiable, aunque su grandiosa labor haya sido a veces ignorada en favor de los llamados “Padres de la Constitución”. Gracias a estas inteligentes y valientes mujeres, la cuestión femenina se insertó en los innumerables debates y votaciones que se produjeron, por lo que, como te vengo comentando, en mi calidad de presidenta de la Comisión de Igualdad, solicité a Jesús Posadas, por aquel entonces presidente del Congreso de los Diputados, que todas estas mujeres tuvieran una sala denominada “Sala de las Parlamentarias Constituyentes”, donde figuraran los nombres de cada una de ellas, en reconocimiento de su extraordinaria labor.

-¿Y cómo quedó finalmente esta propuesta?

-Lamentablemente no llegó a buen puerto por las innumerables controversias que suelen generar este tipo de propuestas.

-¿Algunos nombres de estas “Mujeres Parlamentarias Constituyentes” que tú destacarías?

-Claro. Soledad Becerril, de UCD, que luego llegaría a ser Ministra de Cultura en el gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo; por lo tanto, la primera mujer en acceder a un Consejo de Ministros. Todo un referente femenino dentro de la historia democrática de nuestro país. Posteriormente, conseguiría ser Alcaldesa de Sevilla y la primera Defensora del Pueblo de España; también las parlamentarias de la UCD, Nona Inés Vilariño; María Dolores Pelayo y Mercedes Moll.

De otros espectros políticos, habría que destacar la figura de Pilar Brabo, diputada por Alicante del Grupo Parlamentario Comunista; así como las diputadas socialistas Carlota Bustelo, María Izquierdo y Ana María Ruiz-Tagle.

Y en el Senado, fueron seis mujeres las que realizaron una labor intensa en favor de los derechos de la mujer. Entre ellas, Gloria Begué Cantón y María Belén Landáburu.

Begué llegó a ser la primera mujer catedrática de todas las Facultades de Derecho de España, así como la primera Decana en la Facultad de Salamanca. Landáburu logró, antes de nuestra Constitución, la modificación del Código Civil para el rebajamiento de la mayoría de edad legal de las mujeres, de los 25 a 21 años, consiguiendo que fuera equiparada a la de los hombres. También fue la redactora de la Ley de Reforma Política del año 1976.

-Sí, señor, grandes mujeres, valientes, inteligentes, visionarias y muy bien formadas -exclamé-.

-Lo que no cabe duda –me comenta- es que la participación activa de estas mujeres tuvo una gran influencia en el Artículo 14 que dictamina la igualdad de todos los españoles ante la ley; un artículo defendido decididamente, como te he comentado anteriormente, por la diputada de UCD, Teresa Revilla, que constituye todo un hito fundamental y decisivo para los derechos de la mujer en España. A partir de este reconocimiento constitucional explícito se empezaron a corregir las desigualdades existentes en las leyes; además –y esto es muy importante- desde ese momento la mujer comenzó a tomar conciencia de todos sus derechos inalienables.

-Desde la perspectiva actual: ¿Crees que “durante el fragor de la batalla” se quedó algo importante en el tintero, que hoy se debería corregir?

-Sí. Estoy convencida que en aquel momento ninguna de las diputadas de aquella histórica legislatura constituyente estuvo de acuerdo con la regulación del orden sucesorio de la Corona, establecido en el Título II de la Constitución, pues supone una flagrante discriminación por razón de sexo, que colisiona claramente con el artículo 14.

Al recordar el significado profundo que contenía este derecho constitucional fundamental de la igualdad ambos mantuvimos un largo silencio. Éramos plenamente conscientes de que no había sido nada fácil llegar a este punto de evolución legislativa. Y es que la Transición -modelo de concordia entre todos los españoles-, había heredado un contexto político y social en el que la mujer, tras perder algunos logros fundamentales conseguidos durante la República (el derecho al voto, el divorcio…), tuvo que volver a retomar su lucha en defensa de sus derechos inalienables. Este nuevo contexto político propiciado por la Transición dio lugar a la segunda ola reivindicativa de los derechos de la mujer en España. Y lo hizo muy pronto -dieciséis días después de la muerte del general Franco-, con las I Jornadas Estatales por la Liberación de la Mujer, celebradas en Madrid durante los días 6, 7 y 8 de diciembre de 1975, un primer paso dado con fe por las mujeres españolas, el germen hacia el desarrollo de un amplio movimiento en defensa de todos sus derechos fundamentales.

-¿En este sentido crees que el llamado “ESPÍRITU DE LA TRANSICIÓN” fue el adalid de la defensa de vuestros derechos como mujeres?

-Sí, lo creo. Lo que se viene considerando como “La segunda ola de reivindicación de los derechos fundamentales de la mujer”, que tuvo sus prolegómenos en la lucha contra la dictadura de lideresas femeninas procedentes básicamente de las aulas universitarias, los partidos de izquierdas y los sindicatos, fue apoyado sin reservas por este “espíritu de la Transición”. Desde diferentes sensibilidades ideológicas, innumerables mujeres, valientes, inteligentes y decididas pusieron las bases para que quedara reflejado en nuestra “Ley de leyes” el sacrosanto y fundamental derecho de la igualdad.

Desde posiciones de poder e influencia yo destacaría a Carmen Díaz de Rivera que, por su amistad con el rey, don Juan Carlos, y desde su puesto como jefa del gabinete de Adolfo Suárez, ejerció una notable influencia en las decisiones políticas del más alto nivel durante la Transición, incluidas las referidas a la defensa de la mujer.

-¡Qué interesante! No cabe duda de que el nivel de bienestar económico, social y de derechos y libertades es el resultado de un compromiso ineludible de irrepetibles mujeres y hombres que sacrificaron su vida -a veces llegando hasta el heroísmo- por su generación y por las venideras. De ahí, nuestra obligación de mirar de vez en cuando hacía el pasado -no para revisarlo, sino para aprender de él-, plataforma de nuestro presente y catapulta hacia el futuro.

Pero, retomemos, si te parece Carmen, el hilo conductor: tu actividad política y de activismo en favor de los derechos de las mujeres.

Me has comentado que con la disolución de UCD, un 18 de febrero de 1983 dejaste la militancia activa. Antes, Adolfo Suárez, líder carismático de este partido había fundado el Centro Democrático y Social (CDS), el 29 de julio de 1982, con personalidades procedentes de la UCD de la talla de Agustín Rodríguez Sahagún, Rafael Calvo Ortega, Manuel Jiménez de Parga, José Ramón Caso, Jesús María Viana, Joaquín Abril Martorell o Fernando Castedo.

 ¿Por qué no le seguiste? ¿Por qué no comenzaste a militar en su nueva formación política?

-Por fidelidad y compromiso con mi partido, la UCD. Yo sentía que no podía abandonar, así como así el barco, a pesar de que todos los vientos nos eran por entonces desfavorables. Siempre tuve, he tenido y tendré muy claro el principio de lealtad a mis profundas convicciones.

-Pero tú admirabas a Adolfo Suárez; era tu gran referente político.

-Lo admiraba y lo seguiré admirando siempre. Verás.

Cuando fue designado por S.M. el Rey don Juan Carlos como presidente del Gobierno, un 3 de julio de 1976 yo tenía 22 años. Al año siguiente me casé y realicé mi viaje de novios a París. Desde la capital francesa me vine a votar -con la misma ilusión de una chica con zapatos nuevos- a su partido, la UCD, en las históricas Elecciones Generales del 15 de junio de 1977, las primeras elecciones constituyentes. Yo, como tantos españoles, proyecté en él en ese momento mis ansias de libertad, mis deseos de que fuera posible una sociedad moderna, de vencer el miedo, de abrazar la concordia. Poco tiempo después me afilié a la UCD y, como te he comentado anteriormente, de la mano del diputado nacional Blas Camacho, llegué a ser la primera Presidenta de las Juventudes de la UCD.

-María Ángeles López de Celis que trabajó en su Secretaría del Gobierno ha escrito que Adolfo Suárez fue, de algún modo, el padre de todos los españoles. ¿Compartes esta opinión?

-Sí, la comparto totalmente. Cuando en alguna ocasión mi abuelo me mandaba callar, yo me revelaba y le decía: ¡Abuelo, yo también puedo hablar! Este “Yo también puedo hablar” era la afirmación de una joven comprometida con los tiempos de cambio que me tocó vivir.

Adolfo Suárez entró en nuestros hogares a través de la televisión como una bocanada de aire fresco, encarnando nuestras ansias de libertad. Su famoso mensaje televisado de “Puedo prometer y prometo”, fue para la mayoría de los españoles el mensaje de un hombre de Estado que quería a su pueblo, que estaba decidido a traer la democracia, que quería que todos fuéramos libres. En este sentido yo creo que Adolfo Suárez fue, como ha escrito María Ángeles López de Celis, un poco el padre de todos los españoles.

-¿Tuviste ocasión de volverlo a ver, tras su marcha de UCD?

-Sí, cada vez que venía a Ciudad Real yo pasaba a saludarlo. Su radiante personalidad me desarmaba psicológicamente. Nada más verme se interesaba por mi vida. Me preguntaba cómo estaba, qué hacía, qué me preocupaba, cuáles eran mis proyectos de futuro. Luego me decía: “Carmen, vente, que aquí, en el CDS, tienes también tu casa”. Yo le respondía que no podía romper mi compromiso con la UCD, mi familia política.

En fin, le sigo recordando con verdadero cariño y admiración. Sentí con mucho dolor su fallecimiento. Le velé en el Congreso de los Diputados y seguí su féretro hasta la catedral de Ávila para darle el último adiós. Sentí profundamente que no hubiera podido contemplar lúcidamente toda su obra política, esa que según él asombró al mundo.

Adolfo Suárez ha pasado a la historia como el presidente del Gobierno que, de común acuerdo con Su Majestad el Rey y la inmensa mayoría del pueblo español, hicieron posible nuestra Transición política, siguiendo los principios contenidos en la expresión acuñada por Torcuato Fernández-Miranda, “De la ley a la ley”. Para mí, pues, Adolfo Suárez, fue el gran hombre de Estado que trabajó siempre con el ideal de hacer una España mejor y conseguir que la concordia fuera posible entre todos los españoles. Para mí, lo digo claramente, es y seguirá siendo, un ejemplo a seguir.

-¡Ay, Carmen, que has conseguido emocionarme! Como dice una preciosa canción “Algo se muere también en el alma cuando un amigo se va”; Adolfo Suárez fue, en cierto modo un padre y un amigo; un gran hombre de Estado que nos dejó un gran legado a todos los españoles: el de la concordia fue posible. Pero, bueno, hay que seguir adelante, pues, como bien sabes, la vida sigue.

Funeral de Adolfo Suárez

¿Qué siguió para ti, tras la disolución de tu querido partido, la UCD?

-Me afilié al PP en el X Congreso de mi partido celebrado en Sevilla en el año 1989 –el congreso de la refundación-, pero como bien sabes retomé mi actividad en la alta política en el año 2000 de la mano de José María Aznar y su esposa y buena amiga mía, Ana Botella. Ellos pensaron en mí para el puesto número 2 al Congreso por la provincia de Ciudad Real, al comprender que había que abrir el partido a la participación activa de las mujeres. ¡Y no se equivocaron! Ganamos por mayoría absoluta por primera vez en la provincia de Ciudad Real, comprobando con resultados palpables lo acertado de su decisión muy pronto.

Y es que, ese mismo año, en las Elecciones Generales celebradas el 12 de marzo del año 2000 conseguí ser la primera diputada electa del PP por la provincia de Ciudad Real. ¡Tuvieron que pasar nada menos que 23 años desde las primeras elecciones constituyentes para que una mujer fuera en una candidatura del PP por la provincia de Ciudad Real! Pero, en fin, esa era la realidad política y social de la España de ese momento.

Carmen Quintanilla pide un foro de mujeres rurales | En Compañía

Por cierto, estas elecciones fueron anticipadas tres semanas por el presidente Aznar, determinado a que el nuevo Gobierno se conformase antes de la Semana Santa. En estos comicios, que dieron lugar a la VII Legislatura, el Partido Popular consiguió la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, gracias al incremento de votos y el descenso del PSOE e Izquierda Unida.

-Fue, indudablemente, un auténtico varapalo para el PSOE, que ante esta derrota electoral propició la dimisión de su candidato, Joaquín Almunia.

Carmen Quintanilla lleva la voz de las mujeres rurales ante Naciones Unidas

-Se podría decir que fueron unos comicios históricos. Nuestro partido ganó al PSOE en muchas provincias incluida la mía, Ciudad Real.

-Entiendo que a partir de aquí tu vida cambió radicalmente.

-Pues sí. Han sido 20 años intensos de vida política, como diputada y senadora. Durante este tiempo también he estado 10 años como parlamentaria de la delegación española ante la Asamblea parlamentaria en el Consejo de Europa. En fin, creo que he trabajado mucho, siguiendo el constante dictado de mi corazón de servir a todos los españoles.

-Y siempre sin abandonar la arena política de tu circunscripción electoral: Ciudad Real.

-Pues sí. Creo que conozco todos los pueblos de Ciudad Real como la palma de mi mano. Con el fin de conocer a fondo su realidad, los he visitado en innumerables ocasiones, escuchando con atención e interés las demandas de sus gentes; me he reunido con todos los miembros de mi partido (alcaldes, concejales, portavoces y afiliados); e, incluso, tras un viaje internacional muy fatigante, de muchas horas de vuelo, como parlamentaria o como presidenta de AFAMMER, he retomado inmediatamente el contacto directo con estos maravillosos pueblos y sus gentes, con motivo de algún evento insoslayable.

-¿Y se puede saber de dónde sacas tantas fuerzas para mantener sin desfallecer esta continua e intensa actividad política de servicio público?

Speech Carmen Quintanilla at International Women’s Day Conference 2014 Paris

-Yo creo que en el aliciente del servicio a los demás. Te puedo asegurar que he sido inmensamente feliz trabajando para la sociedad española. Ha sido mi gran propósito de vida, que he podido llevar a cabo con una enorme ilusión y entusiasmo.

Un aliciente de servicio a los demás que te ha hecho muy feliz, como me comentas, pero que también te ha propiciado ciertos reconocimientos importantes, como el Premio Nacional del Observatorio contra la violencia doméstica y de género del CGPJ en el año 2011; el reconocimiento de ABC, en el año 2015, de “Las 100 mujeres más influyentes de Latinoamérica”; la Medalla de Honor a la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, en el año 2017; el Premio a la Solidaridad Civil del Consejo Económico y Social de la UE por la contribución de AFAMMER a paliar las consecuencias de la COVID en las personas más vulnerables del medio rural, especialmente los mayores; el Top 5 del Comité de Mujeres de distinción de la 62 Comisión Social y Jurídica de la Mujer (CSW) de Naciones Unidas; semifinalista Premio Mujer Europea del Año…En fin, un elenco de importantísimas distinciones y reconocimientos bien merecidos.

¿Alguno más que a ti te gustaría destacar?

-Sí, me gustaría comentarte que, cuando finalizó mi vida parlamentaria en el Consejo de Europa, fui nombrada parlamentaria de honor y miembro permanente del Consejo de Europa, estatus que me da la potestad y el reconocimiento de ser parlamentaria de dicho consejo de forma vitalicia, pudiendo participar en dicha institución con voz, aunque sin voto.

-Como parlamentaria del Consejo de Europa: ¿Qué destacarías como logros personales, que avalan esta distinción?

-Como parlamentaria en el Consejo de Europa llegué a ocupar el cargo de vicepresidenta de la Comisión de Igualdad, Educación y Cultura; también presidenta de la Comisión de la Trata con Fines de Explotación Sexual. Formé parte de las parlamentarias de referencia de todos los países del Consejo de Europa para la redacción del convenio de Estambul, cuyo relator fue el portugués Mendes Bota. Me siento orgullosa de haber sido parte de este convenio, pues es el primer tratado de ámbito internacional que obliga a todos los países que lo firman y ratifican, a poner en marcha medidas en contra de todos los tipos de violencia que sufren las mujeres por el mero hecho de ser mujer y que recoge recomendaciones desde el consenso y el acuerdo de los 46 países miembros.

Así mismo, también en el Consejo de Europa, redacté 6 informes que fueron aprobados por unanimidad:

  • La libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos
  • La igualdad y la inclusión de las personas con discapacidad
  • El deporte, un puente hacia la inclusión social
  • La mujer rural en Europa
  • La conciliación de la vida personal y profesional
  • La corresponsabilidad

Pero mi actividad parlamentaria no se queda reducida al Consejo de Europa. He sido ponente en el Congreso de los Diputados de once leyes, de las que me siento muy orgullosa al haber sido aprobadas por unanimidad.

Entre ellas quiero destacar:

  • El Estatuto de la víctima del delito
  • Ley Orgánica de medidas contra la violencia de género
  • Ley Reguladora de protección a las mujeres víctimas de violencia doméstica
  • Ley de economía social
  • La Ley de titularidad compartida en las explotaciones agrarias

-En fin, una dilatada actividad pública en servicio a los demás que, lógicamente, toda que te ha permitido codearte con grandes personalidades de la alta política mundial.

Entrevista a Carmen Quintanilla en el Consejo de Europa

-Sí, por supuesto. Me he reunido con Eduardo de Frei, presidente de Chile; y en el año 1998 con todas las esposas de los presidentes de los gobiernos de Sudamérica de aquel momento; también con Hillary Clinton y Ángela Merkel. Lo he hecho también con los cuatro presidentes del Consejo de Europa que tuve el honor de conocer en los diez años de mi actividad parlamentaria. También con la señora Winnie Mandela, la segunda esposa de Nelson Mandela. Este encuentro se produjo con motivo del IV Congreso Mundial de mujeres rurales en Durban (Sudáfrica). En esta lista incluyo también al presidente de Ruanda, Paul Cagame, que tuvo un importantísimo papel durante la campaña que puso fin al genocidio de Ruanda en 1994, así como en la Segunda Guerra del Congo. Hoy todo el mundo valora su trabajo en favor de la seguridad, el desarrollo, la inversión y los bajos niveles de corrupción. Me he reunido también con el expresidente de Níger, el sr. Mahamadou Issoufou y con Maryam Rajavi, presidenta del Consejo Nacional de la Resistencia iraní. Y, hace unos días con Ernesto Samper Pizano, de la República de Colombia y Otor Ramón, Vicepresidente de Ecuador. En fin, mi larga trayectoria me ha permitido conocer a grandes personalidades -hombres y mujeres- de la política internacional de la talla del Vicepresidente de la Comisión de la Unión Europea, Antonio Tajani o Úrsula Von Der Leyen, actualmente presidenta de la Comisión de la Unión Europea. Y por supuesto, con algunos presidentes del gobierno de España como Adolfo Suárez, José María Aznar y Mariano Rajoy.

He tenido el honor y el privilegio de conocer y conversar con la reina emérita, S.M. Doña Sofía y la infanta Doña Elena, presidenta de Honor de AFAMMER, con motivo de determinadas recepciones en las que he tenido que participar. También a Sus Majestades los Reyes de España, don Felipe y Doña Letizia.

También quiero destacarte que, durante mi larga trayectoria de actividad pública he recorrido más de 125 países del mundo, reuniéndome con las altas autoridades de dichos países siempre con el fin de promover los derechos de igualdad de todas las mujeres.

-¿Y qué has aprendido de todos estos gigantes de la política y de la actividad pública?

-A Hillary Clinton la percibí como una mujer luchadora y ambiciosa, capaz de superar todas las dificultades que se encontró en su vida; de Ángela Merkel la serenidad. Recuerdo que me hablaba con mucho sosiego y solidez emocional y valores; de Winnie Mandela el orgullo de haber podido conocer y convivir con uno de los hombres más significativos del siglo XX: su marido, Nelson Mandela, el cirujano que fue capaz de curar las graves heridas del pueblo sudafricano. En fin, estas grandes personalidades, protagonista de la historia de sus países, te transmiten con convicción y entusiasmo lo que hacen y por lo que viven.

Ángela Merkel
Ángela Merkel

-¿Y de las mujeres rurales de AFAMMER?

-A escuchar. Todas ellas me han enseñado a escuchar, a tener paciencia y a comprender que todo es posible con fe. Siento que he contraído con todas ellas una deuda de eterna gratitud por haberme ayudado a elevar a nuestra querida organización AFAMMER a la cúspide de la comunidad internacional; a conseguir ser un referente en el mundo, rompiendo la invisibilidad y la estigmatización de las mujeres rurales de España.

AFAMMER acude a la manifestación rural del 20M para pedir dignidad y justicia para el campo

-Para ir concluyendo, me gustaría preguntarte si tú crees que existió el llamado “ESPÍRITU DE LA TRANSICIÓN”.

-De ello estoy absolutamente segura. El llamado “espíritu de la Transición” fue capaz de superar las mayores divergencias, así como los más grandes obstáculos, haciendo posible la reconciliación nacional y la concordia entre todos los españoles.

-¿Y, a tu juicio, qué queda de él hoy en día?

– Quiero pensar que sigue existiendo el espíritu de concordia entre todos los españoles, por encima de ideologías; sin embargo, muy a mi pesar, constatamos que hoy en día nos atenazan desde diferentes frentes los discursos populistas y radicales, y, como bien sabemos, nunca desde la radicalidad se construye un futuro próspero; de aquí mi ferviente deseo de seguir avivando el espíritu de la convivencia y la concordia entre todos los españoles.

Castilla-La Mancha Despierta: Entrevista a Carmen Quintanilla. 14/12/2022

-¿Y cómo crees que ven los españoles la situación social y política actual?

-Estoy completamente convencida de que la inmensa mayoría de los españoles rechazan todos los ruidos estridentes e inútiles, vengan de donde vengan; que siguen deseando vivir por encima de todo en democracia y libertad; también que consideran vigente y de plena actualidad los principios de derechos y libertades fundamentales recogidos hace casi medio siglo en nuestro texto constitucional, en el que se estableció que “España se constituye en un Estado Social y Democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”. Unos principios, por cierto, que han estado y seguirán estando siempre presentes en el alma humana de todos los pueblos y naciones.

-¿Y cómo crees que hay que avivar este anhelo de libertad, igualdad y fraternidad, inscrito eternamente en el alma humana?

Trabajando y haciendo pedagogía continuamente. Yo sigo y seguiré trabajando en primera línea, luchando por la igualdad real de las mujeres rurales.

¿Y qué mensaje les trasladarías a las nuevas generaciones?

A las nuevas generaciones les suelo decir que el camino recorrido para la conquista de nuestros derechos fundamentales no ha sido precisamente un camino de rosas; que ha habido que superar muchos obstáculos; que, como don Quijote de la Mancha, hemos tenido que enfrentarnos a gigantes con brazos de más de dos leguas de largos, en fiera y desigual batalla; que los grandes avances políticos, económicos, sociales y de igualdad y de cualquier otro tipo no han llegado por casualidad, sino como fruto maduro de un árbol cultivado tantas veces a base de sangre, sudor y lágrimas; pero que, a pesar de todo, ha merecido la pena.

Es verdad que todavía queda mucho por hacer al respecto en España y en el mundo. De ahí la imperiosa necesidad de seguir trabajando sin desfallecer, dando siempre un primer paso con fe, con la absoluta confianza de que el eterno deseo grabado en el alma humana de libertad, igualdad, justicia y fraternidad, lo seguirá estando ante cualquier desafío.

José Antonio Hernández de la Moya y José Francisco Adserias Vistué en EL ESPÍRITU DE LA TRANSICIÓN

Muchas gracias por acompañarnos. Acceso a las conversaciones.


Si te ha gustado el artículo, por favor ayúdanos a poder ser sostenibles comprando los libros de José Antonio Hernández de la Moya y José Francisco Adserias Vistué. Muchas gracias










0 comments on “EL ESPÍRITU DE LA TRANSICIÓN: El adalid de los derechos de la mujer

Gracias por comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.