Al adentrarme en la Feria del Libro, en el jardín del Buen Retiro, miré con emoción la Caseta de Amarante, de Gaztambide; dentro del espacio, inicié la firma de libros sabiendo que, junto a mi rostro, estaba el manuscrito LA FRAGILIDAD de Soledad Mariño, mágica coincidencia que me aportó luz en la experiencia de estar dentro una biblioteca portátil que, al estar dentro de un jardín, me permitió recordar las vivencias con la Editorial Amarante, emblema de Sabiduría, reina de los ideales humanista que se viven dentro de su poder experimental, riesgos de ingenio hilados a la Belleza.
Las fragancias del jardín estaban inundadas por la tormenta de Próspero, abismales aguas que potenciaron la belleza del libro, valorado por damas que llegaban a la caseta con devoción por Juana I, rostros inquietos que Liuba Cid retrató para ascender a una nueva concepción del amor y de la belleza que, en el Renacimiento, identificó el Amor con la Sabiduría dentro de los ideales neoplatónicos sublimados por Dante y Petrarca, referentes esenciales para recorrer el libro de Juana I, Reina Sonámbula, bailarina coronada por Dafne. La danza centró las conversaciones en la Caseta de Próspero.
La revolución iconológica del relato, se apoya en la capacidad de bailar hacia el Ultramundo, de la mano de la Melancolía (Juana I) se llegará al paraíso.
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